Una
memorable introducción dice: “Space... the Final Frontier. These are the continuing voyages of
the starship Enterprise. Her ongoing mission: to explore strange new worlds, to
seek out new life forms and new civilizations, to boldly go where no man has
gone before”. El 8 de septiembre de 2013, es el 47 Aniversario de la
Leyenda Viviente llamada Star Trek. Es una ruta forjando generaciones que trascienden
la frontera final; y me inspira mucho:
Recuerdo
que siendo estudiante en Ponce High, captó mi atención la serie clásica de Star
Trek transmitida en la televisión local, y rápido me gustó al ver que tenía
contenido y trascendía patrones tradicionales. Fue mi graduación de Ponce High
en 1985 y paralelamente a mis estudios universitarios, las películas de Star
Trek y la llegada de la serie con una nueva generación, iba confirmando que era
mucho más que entretenimiento, era una creación que superaba fronteras y unía
generaciones.
Para
1991, al morir el creador de Star Trek, Gene Roddenberry, se confirmó la
afirmación de una institución que superó al nombre de su creador. Al celebrarse
en 1991 los 25 años de Star Trek, el video conmemorativo abonó a la realidad de
que es mucho más que entretenimiento, por el gran número de profesionales y
seres humanos de bien que realizaron ejemplares metas inspirados por los héroes
de Star Trek. Es cuestión de activar al héroe que se tiene dentro y Star Trek
motiva eso.
Se
puede reconocer al profesional de la salud inspirado en el doctor McCoy, al
ingeniero inspirado en Scotty, al líder y al empresario emprendedor inspirado
en Kirk, al intelectual inspirado en Spock. Hay muchos más ejemplos en todas
las áreas, y están también los coleccionistas que activan dones en esa
dinámica, las familias que encuentran ahí un sano y edificante motivo para
unirse y compartir, y todos los fans que exploran nuevas posibilidades casi
infinitas como las estrellas.
Star
Trek nos presenta un mundo en que se terminan las guerras y los conflictos
raciales, teniendo a la bella afro-americana Uhura, al ruso Chekov y al
asiático Sulu. Mediante la nueva tecnología vista en Star Trek (fruto de la
sabia preparación para excelentes historias), que ya ha dado el salto de la
ciencia ficción a la ciencia real, se confirma la visión positiva al destacar
la capacidad constructiva del ser humano.
De
las series que han seguido después de la serie clásica –ST The Next Generation,
ST Deep Space 9, ST Voyager, y ST Enterprise- tenemos la gran lección de que
los relevos generacionales son parte de la vida y deben ser inherentes a un
proceso de desarrollo integral, viajando constantemente a donde no se ha
llegado.
Entonces,
¿qué es Star Trek para mí? Es mucho más que entretenimiento. No es sólo la
presentación de mucha calidad en historias, recursos, detalles y actuación. No
es estar perdidos en el espacio a alejados de la realidad. Es precisamente
insertarnos en la existencia con una más amplia perspectiva y un aliento que
vivifica un gran pensamiento: “nadie sabe todo lo que puede hacer hasta que
decide hacerlo”.
No
busco sacar las cosas de proporción y cada cual desde su visión y medida de fe,
deberá colocar a Dios en primer lugar. Star Trek nos recuerda que todos
nosotros, como seres humanos, podemos proponernos forjar una nueva realidad.
En
la medida que cada cual crezca en esa nueva conciencia, la nueva aventura
humana, con visión, amor y acción, comienza. Cada persona tendrá su propia
definición de Star Trek (serie que estrenó en 1966, año en que nací; no es
casualidad que me identifique con algo tan especial), pero ciertamente la
escena del “trekkie” que contempla a un niño redescubrir Star Trek, dice más
que mil palabras. Eso es Star Trek para mí. Sean bendecidos.
--Gerardo
L. Berríos Martínez
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