Es
muy cierto que la política necesita renovación y que hay mucho que restaurar.
Aunque en un mundo imperfecto siempre habrá fallas, retos y hasta
desigualdades, es la constante búsqueda de la justicia y de la equidad que es
buena y agrada a Dios, lo que va propiciando la constante renovación. Como dice
un pensamiento: “El precio de la democracia es la constante vigilancia”.
Se
ha dicho que uno solo tiene control de los actos de uno mismo. Que en cada alma
surja la decisión y determinación de hacer y sembrar el bien (lo que es ser
canales de bendición para unir y forjar generaciones); propiciar en todo lo
posible, el dar buen ejemplo y promover cabales cumplimientos en una Isla que
nos necesita a todos y al mismo tiempo, es parte de un mundo creado por Dios
sin fronteras.
Ya
que la sinceridad facilita la comprensión, veo que hay héroes anónimos que
buscan hacer la diferencia ante grandes adversidades y hay líderes de avanzada
que son injustamente atacados; no es de sorprender, ya que Jesús fue atacado
por religiosos y anticipó que en el mundo hay persecución, pero también alentó
a confiar y perseverar porque Él ha vencido y en Él se puede mucho. Así,
destaco que renueva la fe y la esperanza en tan compleja dinámica, la
trayectoria y obra de Carmen Yulín.
Si
hay un nuevo mundo a edificar y consagrar, ¡Que mejor que el Corazón de Mujer
para inspirarlo y forjarlo! Es de Dios que surja una luz de mejor entendimiento desde
la Capital de la Isla del Cordero. Gracias a la gran alcaldesa y
excelente líder Carmen Yulín por su sabiduría y valor, por enaltecer al Corazón
de Mujer y por confirmar que Dios emplea los medios que Él desea para responder
y edificar (Carmen Yulín es uno de esos medios; es mujer de Dios). Adelante en
los compartidos propósitos de progreso y justicia social, y sobre todo en la unificadora
y constructiva causa de la Equidad que es buena y agrada a Dios. El llamado a renovar y restaurar, es a todos. Dios ilumine
a todos.
·
“Mediten los que sufren la injusticia para
alistar los medios de corregirla. Mediten los que tienen la fortuna de no
sufrirla directamente y unan a la necesidad de los primeros, la generosa
militancia de sus conciencias. Meditemos todos sobre la verdad de que en la
larga historia de los pueblos lo que es injusto para unos, es injusto para
todos”. –Luis Muñoz Marín
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