El 16 de agosto de 2014, el Papa Francisco pronunció un
importante mensaje en un encuentro religioso en Kkottongnae (Corea del Sur). En
el mensaje, fue acertado al expresar: “La experiencia de
la misericordia de Dios, alimentada por la oración y la comunidad, debe dar
forma a todo lo que ustedes son, a todo lo que hacen”. Nótese cómo fomenta
sabiamente el vivificar la fe con buenas obras.
Sin embargo, captó mucho la atención lo siguiente:
·
“En la vida
consagrada, la pobreza es a la vez un «muro» y una «madre». Un «muro» porque
protege la vida consagrada, y una «madre» porque la ayuda a crecer y la guía
por el justo camino. La hipocresía de los hombres y mujeres consagrados que
profesan el voto de pobreza y, sin embargo, viven como ricos, daña el alma de
los fieles y perjudica a la Iglesia. Piensen también en lo peligrosa que es la
tentación de adoptar una mentalidad puramente funcional, mundana, que induce a
poner nuestra esperanza únicamente en los medios humanos y destruye el
testimonio de la pobreza, que Nuestro Señor Jesucristo vivió y nos enseñó”.
Es debatible el punto de que Jesús vivió y enseñó pobreza
(Jesús tenía linaje real de la descendencia de David, es Hijo del Dios
Todopoderoso, la multiplicación de los panes armonizaba con su mensaje de
abundancia, usaba una buena túnica y hasta tenía tesorero); o que el voto de
pobreza es más consagración, ya que en San Juan 10:10 Jesús dice que vino para
que tengamos vida en abundancia. La prosperidad no es mala; es buena y es de Dios
cuando sirve para bendecir y dar luz. Muchas personas prósperas son de gran
corazón y hacen mucho por la fe, la comunidad y la Iglesia.
Jesús se hizo pobre en la mortal naturaleza humana, no en
limitar el potencial humano.
Sin embargo, es correcto lo que indica el papa Francisco
sobre los que hacen de lo religioso, un medio para alimentar apetitos
desmedidos. No significa que la pobreza acerque más a Dios, sino que no es
propio buscar unos niveles de vida en base a manipular, deformar y tergiversar
conceptos.
En la Biblia está el relato de cómo un hombre rico, bueno
y honrado (lo que confirma que se puede ser rico, honrado y humilde), José de
Arimatea, le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús para la digna sepultura. José
era discípulo de Jesús y se confirma así que personas con recursos apoyaron a
Jesús (el relato del joven rico que se puso triste cuando se le planteó dar
todo a los pobres, no significa que la riqueza sea mala, sino que no procede
fundamentar todo en tales bienes en vez de en el Señor).
Sea el mensaje del papa Francisco en los puntos salomónicos,
valioso y edificante medio para separar al grano de la paja. Dios ilumine a
todos.
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