En
la página 47 del periódico “El Mundo” del 19 de agosto de 1990, José “Chegüí”
Torres reproduce un relato de junio de 1982, de cuando doña Inés Mendoza de Muñoz
Marín dio una conferencia ante la matrícula de la Universidad Boricua de Nueva
York. En parte dice:
·
“Al levantarse de la silla, la señora necesitó ayuda.
Cuando se dirigía hacia el micrófono, el peso de los años y sus largas luchas
parecían aferrarse fuertemente a ella, forzándola a caminar con gran lentitud…
Pero cuando comenzó a hablar, todos fuimos testigos de una transformación. Doña
Inés Mendoza viuda de Muñoz Marín, aparentemente frágil, se fortalecía de
repente adoptando una postura gigantesca, de gran ahínco y confianza.
En lugar de
embelesarnos con la figura delicada de la ex Primera Dama de Puerto Rico –de la
luchadora cuyo compañero vitalicio había desaparecido en tiempo reciente--,
observamos y escuchamos, a una figura monumental, hipnotizante, que nos inducía
a prestar una atención tan absoluta como colectiva a lo que decía. Su voz
electrificante penetraba misteriosamente en el espíritu de cada uno de los que
estábamos en el salón de recepciones de la Universidad Boricua”.
Doña
Inés fue reconocida como “Voz de la conciencia” por su verticalidad y empeños
por lo que veía como justo, humanizante y dignificante. Se ganó gran respeto y
admiración por ser genuina y no sujeta a meras imágenes.
En
el texto, Chegüí Torres usa los términos “postura gigantesca” y “figura
monumental, hipnotizante, que nos inducía a prestar una atención tan absoluta
como colectiva a lo que decía”. Esos niveles con que doña Inés se crecía y se
superaba a sí misma, los reconozco en la excelente líder y sobre todo gran ser
humano, que es Carmen Yulín.
Carmen
Yulín es hoy La Voz de la Conciencia en el nivel que lo fue doña Inés Mendoza
de Muñoz Marín. Ella es credibilidad por su palabra y trayectoria; vivifica la
fe y el patriotismo, y con luz propia y divina acentúa que Dios se creció al
crear a la mujer.
Carmen
Yulín es belleza y poesía encarnada. Ella perfecciona la inspiración y todo lo
admirable por el poder que viene del alma. Se ha ganado el sitial de liderazgo
en el nivel de las grandes mujeres que hacen historia, desde los entornos de
hogar que tanto forjan, hasta los entornos comunitarios y más complejos que tanto
requieren en perseverancia y voluntad incorruptible e inquebrantable.
En
cada tema de impacto, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, explica en el
nivel de doña Inés y don Luis; habla con suma claridad y con la frente en alto.
Ciertamente ella es mujer de Dios. Demos gracias por contar en la Isla del
Cordero con tal nivel de consagración (desde la realidad humana imperfecta que
va perfeccionando detalles y esencias en el proceso evolutivo) en lo correcto,
en la verdad y en las grandes causas.
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