Veamos una breve cronología:
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El 26 de
noviembre de 2014, se publicó que la alcaldesa
Carmen Yulín sostuvo que no favorece el
alza en el impuesto al crudo propuesto por el gobernador Alejandro García
Padilla y declaró que este aumento sólo se podría dar si se cumplen una serie
de condiciones que provoquen que tanto los legisladores que se oponen como el
pueblo entiendan que dicho incremento será beneficioso para el país”. Nótese
que no es un rechazo absoluto al concepto del aumento, sino que deben darse las
condiciones para promover el bienestar del país. Es necesario potenciar la
credibilidad, explicarle bien al país e impulsar soluciones con perspectiva de
proyecto de país (es decir, que todos podamos remar en la misma dirección con
la certeza de que se sigue una ruta correcta y de equidad). Carmen Yulín tiene razón.
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Mediante
mensaje televisado al país el 30 de noviembre, el gobernador Alejandro García
Padilla presentó unas realidades económicas, informó que no se detendrán los
servicios de transportación masiva, y que se consiguieron los votos para el
llamado impuesto de la “crudita” y destacó las virtudes de unos alivios
contributivos. Argumentó el Gobernador “los economistas estiman que la medida
solo tendría un impacto promedio de $1.17 a la semana a la familia típica
puertorriqueña”. Sostuvo que la reforma contributiva logrará que el
contribuyente promedio “tenga una reducción de $300 y $1,200 al mes”. Dijo:
“Como ven la reducción en las contribuciones sobre ingreso de cada individuo
compensarán por mucho el costo que pueda tener la solución propuesta” Con toda
objetividad, reconozco que aumenta el debate ante tales datos por la
experiencia histórica con los impuestos.
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La Cámara de
Representantes aprobó el 2 de diciembre, el proyecto que aumentaría en un 68%
el impuesto sobre el barril de petróleo y sus derivados. Dice el reportaje: “La
legislación aprobada incluyó las enmiendas que negoció el representante popular
Luis Raúl Torres con el Ejecutivo para atar la implementación del aumento en el
arbitrio con la aprobación de la reforma contributiva”.
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El 3 de diciembre,
el Senado aprobó la “crudita”. Dice el reportaje: “Avaló una versión que
mantuvo casi intacto el lenguaje para evitar un choque entre ambos cuerpos que
pudo complicar aún más el escenario para la ratificación final de la medida
legislativa”.
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En el momento
que se convierta en Ley la “crudita”, procede recordar que toda Ley puede ser
derogada o enmendada.
Ante todo lo anterior, sin caer en ciega defensa de un
impuesto ni hacerle el juego al cainismo, veo que lo primero que procede ante
las realidades actuales, es desear que todo funcione según lo programado. He
aprendido que la vida es tan breve y frágil, que lo más necesario es promover
lo salomónico y no guerra. Aunque pueda haber lógica suspicacia, y la contienda
política pueda justificar duda o desconfianza, en verdad sería al extremo
mezquino desear que todo fracase y que el país caiga al abismo para buscar
“ganancias” o adeptos.
Es razonable que pueda haber temores ante el impacto
de un impuesto. La excelente alcaldesa Carmen Yulín, legisladores, líderes y
pueblo del PPD consideran que otras debieron ser las opciones en vez de la
“crudita” y eso no les convierte en desleales. De hecho, crece el PPD ante el país
como movimiento de pueblo cuando puede haber diversidad y se supera la
esclavitud de la ideología (la esclavitud en que se saca de proporción la
preferencia de status político para forzar apoyos y justificar fallas).
No obstante, considero que luego de años de
implantarse despidos y aumentos para tratar de cuadrar finanzas y buscar
promover adelantos en el país, se confirma que hay un reto que trasciende a la
crudita: el dinero que se pierde del país.
El que se apruebe el impuesto de la “crudita”, no debe
llevar a cerrar puertas a las ideas dadas para fomentar más justicia, como lo
que se mencionó de un impuesto al estilo del "tollgate tax", que
sería una contribución especial a las corporaciones que hacen negocios en
Puerto Rico y que según el representante Natal Albelo se “fugan del país cerca
de $35,000 millones anualmente en rendimiento de capital”.
Considero que no es imposible lo propuesto, ya que
cuando existía la Sección 936, se estableció el impuesto de "tollgate
tax". En un texto escrito por Salvador Casellas (Secretario
de Hacienda de 1973 a 1976), publicado en la página 21 del periódico “El Nuevo
Día” del 9 de septiembre de 1980, expone: “Para asegurar la inversión de los
fondos 936 en el país, proveer ingresos adicionales al Tesoro y disponer que
las empresas manufactureras exentas aportasen al erario, se aprobó en 1976 la
contribución del 10% conocida como el ‘tollgate tax’
sobre todas las ganancias de dichas empresas que estas remitiesen a los Estados
Unidos mediante dividendos. Esta contribución ya le ha producido
aproximadamente $200 millones al erario”.
Se confirma que estructura actual de Estado Libre Asociado
NO impide rescatar dinero que sale de la Isla. Hace falta más liderato y
voluntad que supere al partidismo y las consideraciones de personalismos, candidaturas
y de corto plazo.
Debemos recordar que el precio del petróleo no es
estático y que aplicar un impuesto en base a una baja en el precio, se presta a
privar de un alivio al pueblo en tiempos de crisis, a generar un impacto
inflacionario y a crear incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir de darse un
aumento en el costo del petróleo. Además, se necesita un enfoque integral en
que no sea solo aumento, sino también justicia contributiva y medidas para
fomentar la productividad y el progreso. Algo de eso mencionó el Gobernador.
Ante los puntos de convergencia y divergencia en el
tema de la “crudita”, no se olviden las causas de los problemas. Se sabe que la
administración García Padilla heredó un cuadro pavoroso. Se reconoce que la
medicina amarga al estilo republicano y los despidos masivos no funcionaron. Se
entiende que aunque se han ido generando empleos y no ha habido despidos
masivos, son muchas las necesidades en el proceso de restauración y el país nos
necesita a todos.
Es legítimo diferir y es alto promover soluciones
serias y realistas. Que el rescate del dinero que escapa de la Isla para
fomentar progreso con equidad, sea un gran propósito heroico y patriótico. Adelante.
Dios ilumine a todos.
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“La
obra del Partido Popular Democrático nunca podrá ser todo lo fecunda que debe
ser si no tiene críticos honrados y sinceros que le señalen al Partido Popular
Democrático, con honradez y con nobleza, los errores que a su juicio pudiera
cometer el Partido Popular Democrático. Reclamamos, en nombre del pueblo de Puerto
Rico, la crítica honrada y fecunda que nos ayuda a hacer nuestra obra lo mejor
posible para nuestro pueblo, para el pueblo del cual formamos parte todos
nosotros. Donde la inteligencia libre tiene miedo, la civilización se estanca y
se pervierte. Donde la crítica tiene libertad, la civilización se enriquece y
se hace fuerte”. –Luis Muñoz Marín
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