Objetivamente,
puede generar válidos debates el identificar a María como “Madre de Dios” e
“intercesora” entre los hombres y Jesús. Sin embargo, ciertamente María es
elegida por Dios y es gran maestra de cómo decir “Sí” a Él, es madre de Jesús y
da ejemplo a las generaciones de cómo ser fiel en todo al Maestro.
Que el
debate estéril no opaque al poder del amor. Si revisamos la historia de Puerto
Rico, hubo un tiempo en que se exhortaba a los niños a imitar a Jesús y a las
niñas a imitar a María. Con el paso del tiempo eso se fue eliminando. Se fue
sustituyendo a Jesús y María por ciertos líderes religiosos que fomentan la
idolatría hacia ellos mismos, y el resultado no ha sido para bien.
María es
ejemplo de amor, valentía y el poder del Corazón de Mujer; en contraste con
ciertos líderes religiosos que se sienten con el poder para maltratar,
demonizar, buscar silenciar a quien piense diferente y justificar soberbia, lo
que es anti-cristiano.
Voy
más allá: Cuando se habla de “Violencia contra la Mujer”, se piensa en los
casos de notable y cruda agresión que deben terminar. Sin embargo, pienso que
hay otras manifestaciones más sutiles que también requieren atención. Por
ejemplo:
·
Cuando camino y veo a damas que siguen ideologías en
que no se les permite maquillarse y arreglarse, es inevitable preguntarme cómo
serían sus trayectorias con más autoestima y recordar que en esos lugares, los
hombres sí se cuidan y visten bien. Eso lo veo como una manifestación de
violencia en contra de la mujer.
·
Cuando hay lugares de congregación en que hombres
desarrollan extremo autoritarismo al expresar “estos es así y punto”, buscando
silenciar a todo el que piense diferente y llevando esos estilos maltratantes
al hogar (promotores de intolerancia), lo veo como una manifestación de
violencia en contra de la mujer.
·
Cuando en pleno siglo 21, todavía se debate sobre si
una mujer puede o no hablar ante congregaciones, o se les permite desarrollar
roles ministeriales subordinadas a quienes quieren dominar tergiversando lo
bíblico sobre el rol del hombre para justificar el mal, lo veo como una
manifestación de violencia en contra de la mujer.
·
Cuando se piensa que una mujer debe recibir y aceptar
expresiones hirientes, burlas y humillaciones con la idea de que así se prueba
“orden”, “lealtad” y “amor”, lo veo como una manifestación de violencia en
contra de la mujer.
·
Cuando se piensa que una mujer debe justificar los
vicios del compañero y/o esposo, lo veo como una manifestación de violencia en
contra de la mujer.
·
Cuando se estigmatiza a la joven embarazada, la
divorciada, y la que persevera en dramas fuera de lo tradicional, en vez de
darle comprensión salomónica y constructiva, lo veo como una manifestación de
violencia en contra de la mujer.
·
Cuando hay incomprensión y falta de apoyo a la madre
soltera y la que atiende enfermos, lo veo como una manifestación de violencia
en contra de la mujer.
·
Cuando hay discrimen por edad, y abandono a la mujer
en la edad dorada, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la
mujer.
·
Cuando se pierde la capacidad de valorar y compensar
justamente a las mujeres que se multiplican en amor y entrega, en vez
de incentivar tales testimonios luminosos, lo veo como
una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·
Cuando hay casos en que una mujer falla, ciertamente
debe asumir la responsabilidad de sus actos, pero en la medida que sea algo
desproporcionado, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la
mujer.
Si mala es la
violencia en contra de la mujer que es notable, peor es la violencia oculta que
se justifica con machismo y hasta fanatismo religioso. El rechazo y ataque a
María fomenta violencia en contra de la mujer, ausencia de amor y toda una
serie de tergiversaciones y manipulaciones que nada bueno aportan.
Mucho
mejor sería la calidad de vida al crecer en la conciencia sobre la vocación
maternal bien cumplida y el honrar a madres y padres como es debido; todo
fundamentado en el amor, perseverancia y equidad fomentados en la base de fe.
En vez de
caer en odios y contiendas, veo más propia la introspección; alentar el amor
maternal y el atesorar a la mujer, el sumo respeto a los demás, y comprender
que en muchos casos, puede ser María el camino ideal hacia Jesús. Nada se logra
con el grito discordante, el cainismo y la exclusión. Si un ser humano encuentra
unos inicios de fe en María, en vez del ataque y el debate estéril, es mejor
alentar tan positiva decisión y apoyarle con amor en el estudio de la sana
doctrina cristiana.
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