sábado, 13 de diciembre de 2014

María es ejemplo de amor, valentía y el poder del Corazón de Mujer.

Objetivamente, puede generar válidos debates el identificar a María como “Madre de Dios” e “intercesora” entre los hombres y Jesús. Sin embargo, ciertamente María es elegida por Dios y es gran maestra de cómo decir “Sí” a Él, es madre de Jesús y da ejemplo a las generaciones de cómo ser fiel en todo al Maestro.
                
Que el debate estéril no opaque al poder del amor. Si revisamos la historia de Puerto Rico, hubo un tiempo en que se exhortaba a los niños a imitar a Jesús y a las niñas a imitar a María. Con el paso del tiempo eso se fue eliminando. Se fue sustituyendo a Jesús y María por ciertos líderes religiosos que fomentan la idolatría hacia ellos mismos, y el resultado no ha sido para bien.
                            
María es ejemplo de amor, valentía y el poder del Corazón de Mujer; en contraste con ciertos líderes religiosos que se sienten con el poder para maltratar, demonizar, buscar silenciar a quien piense diferente y justificar soberbia, lo que es anti-cristiano.

Voy más allá: Cuando se habla de “Violencia contra la Mujer”, se piensa en los casos de notable y cruda agresión que deben terminar. Sin embargo, pienso que hay otras manifestaciones más sutiles que también requieren atención. Por ejemplo:
                                                          
·         Cuando camino y veo a damas que siguen ideologías en que no se les permite maquillarse y arreglarse, es inevitable preguntarme cómo serían sus trayectorias con más autoestima y recordar que en esos lugares, los hombres sí se cuidan y visten bien. Eso lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando hay lugares de congregación en que hombres desarrollan extremo autoritarismo al expresar “estos es así y punto”, buscando silenciar a todo el que piense diferente y llevando esos estilos maltratantes al hogar (promotores de intolerancia), lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando en pleno siglo 21, todavía se debate sobre si una mujer puede o no hablar ante congregaciones, o se les permite desarrollar roles ministeriales subordinadas a quienes quieren dominar tergiversando lo bíblico sobre el rol del hombre para justificar el mal, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando se piensa que una mujer debe recibir y aceptar expresiones hirientes, burlas y humillaciones con la idea de que así se prueba “orden”, “lealtad” y “amor”, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando se piensa que una mujer debe justificar los vicios del compañero y/o esposo, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando se estigmatiza a la joven embarazada, la divorciada, y la que persevera en dramas fuera de lo tradicional, en vez de darle comprensión salomónica y constructiva, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando hay incomprensión y falta de apoyo a la madre soltera y la que atiende enfermos, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando hay discrimen por edad, y abandono a la mujer en la edad dorada, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando se pierde la capacidad de valorar y compensar justamente a las mujeres que se multiplican en amor y entrega, en vez de incentivar tales testimonios luminosos, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.
·         Cuando hay casos en que una mujer falla, ciertamente debe asumir la responsabilidad de sus actos, pero en la medida que sea algo desproporcionado, lo veo como una manifestación de violencia en contra de la mujer.

Si mala es la violencia en contra de la mujer que es notable, peor es la violencia oculta que se justifica con machismo y hasta fanatismo religioso. El rechazo y ataque a María fomenta violencia en contra de la mujer, ausencia de amor y toda una serie de tergiversaciones y manipulaciones que nada bueno aportan.
                                          
Mucho mejor sería la calidad de vida al crecer en la conciencia sobre la vocación maternal bien cumplida y el honrar a madres y padres como es debido; todo fundamentado en el amor, perseverancia y equidad fomentados en la base de fe.

En vez de caer en odios y contiendas, veo más propia la introspección; alentar el amor maternal y el atesorar a la mujer, el sumo respeto a los demás, y comprender que en muchos casos, puede ser María el camino ideal hacia Jesús. Nada se logra con el grito discordante, el cainismo y la exclusión. Si un ser humano encuentra unos inicios de fe en María, en vez del ataque y el debate estéril, es mejor alentar tan positiva decisión y apoyarle con amor en el estudio de la sana doctrina cristiana.



No hay comentarios:

Publicar un comentario