Veo a Carmen Yulín como la Voz de la Conciencia.
Destaco su fe, valor, fe, valor, obra, pensamiento y trayectoria. En la Navidad
2014, al verla en un reportaje hablar sobre el cumplimiento de una promesa, acentuó
mayores proporciones. Ella es Mujer de Dios.
Reconozco que es triste que se dé en el país la
tendencia de no querer hablar de promesas en el nivel de pacto con Dios. Para
sostener ese error, se crean los libretos de que es mejor no prometer para no
pecar de no cumplir, y que el hombre no puede hacer pacto con Dios. En los
peores casos, solo ven lo de cumplir promesas en la forma de la siembra
financiera.
¿Por qué no enfatizar más en los
testimonios de quienes prometen y cumplen? ¿Por qué la resistencia al tema de
las promesas? ¿Por qué la resistencia a un método de compromiso supremo que por
los términos de una promesa, es más que clara e inmune a la manipulación y la tergiversación?
Las promesas tienen firme base bíblica y racional.
Además, en nuestra cultura está el ejemplo de las promesas de Reyes. Así, es el
testimonio de Carmen Yulín, la voz representativa de las más humildes y devotas
almas que cumplen promesas consagradamente. Eso en sí es luz redentora con la digna
y serena voz de la verdad.
En mi vida, solo en dos ocasiones he hecho promesas.
La primera aún no se ha cumplido, pero hubo una que sí pude cumplir y el
sentimiento fue inenarrable. Gracias a Carmen Yulín por alentarme en la ruta de
la perseverancia, a no perder la fe de que llegue el momento de testimoniar el
cumplimiento de mi promesas.
Ver a Carmen Yulín hablar sobre el cumplimiento de una
promesa es bálsamo divino (por reivindicar a todos los maltratados por creer en
la dinámica de las promesas y en lo salomónico que es equidad y fa vivificada
con buenas obras y luminoso (por dar un ejemplo de concienciación que es como
faro inquebrantable). Gracias a Dios por Carmen Yulín y cada alma que como
ella, hace realidad el cristianismo que es amor.
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