martes, 23 de julio de 2013

¡Alerta ante la afirmación de que se habla por el “Espíritu Santo”!


El mensaje y estilo desde los altares de “yo soy” y “digo lo que el ‘Espíritu Santo’ pone en mi corazón”, cierra las puertas a escuchar, limita la capacidad de comunicación y crecimiento, y conduce a la soberbia que no sirve bien y no agrada a Dios.

 

Lo que en verdad es del Espíritu Santo, no se pregona en esa forma, sino que con sumo respeto y reverencia, desde la humildad se identifica con la equidad que es buena y agrada a Dios, e inspira paz y positivismo, unificación y restauración.

 

No es cuestión de quién manipula más o se impone al son de gritos y contiendas, sino de quién no se deja dominar por inseguridades o apetitos y falta de control, armoniza mejor y vive el heroísmo cristiano en el más consagrado a abarcador amor.

 

En la vida no hay absolutos; nadie tiene el monopolio de la verdad y todos tienen una parte de la verdad. Veo que es importante la oración para que quienes estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana.

                                      

·         “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. --Mateo 22:36-40

 

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