miércoles, 3 de julio de 2013

Ante el tema de la adicción a drogas, recordemos palabras de Rafael “Churumba” Cordero Santiago en pro de reformular una Nueva Sociedad.


Felicito a la administración García Padilla por esforzarse para atender el tema de la adicción a drogas. Ciertamente se trata de una enfermedad y son diversas las adicciones que hay que superar en el país.

 

Todo lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia de que TODOS somos hijos de Dios; la debida atención al enfermo y a quien desea rehabilitarse es una gran manifestación de eso.

               

Ante ese tema, procede recordar palabras pronunciadas por Rafael “Churumba” Cordero Santiago, en su toma de posesión como Alcalde de Ponce de 1997:

 

·         “Cuando Puerto Rico comenzó su vertiginoso desarrollo económico dejó a la vera del camino las enseñanzas básicas que la familia solía darle al niño desde su nacimiento; que usted tiene que cumplir primero con sus deberes para entonces reclamar derechos y que las escuelas no pueden sustituir al hogar. La familia tiene que, a esa pequeña criatura acabada de nacer, darle buenos ejemplos y, entonces la escuela darle el pan de la enseñanza. De esta forma, la escuela se convierte en la prolongación del hogar. Pero, nosotros no podemos pretender que la escuela ofrezca el amor, el respeto y las buenas costumbres, principios valorativos que son obligación del padre y la madre. Por eso me irrita oír: ‘la juventud está perdida’. Es que nos olvidamos de que la juventud es el reflejo de la sociedad en que vivimos. En el 1967, Puerto Rico tenía 1,500 usuarios de drogas, y alrededor de 3,000 efectivos integraban la Policía de Puerto Rico. Hoy, hay sobre 300,000 usuarios de drogas y cerca de 20,000 personas en la fuerza policiaca. Se han establecido radares, aerostatos, se gastan miles de millones de dólares en tratar de que la droga no entre al territorio norteamericano y a Puerto rico, y, ¿qué hemos logrado? Han aumentado los usuarios de drogas, la familia está desintegrada, la educación, tanto pública como privada, deja mucho que desear. Vivimos en una histeria colectiva, el SIDA arropa a nuestra sociedad. Por lo tanto, podemos concluir que el camino que hemos recorrido hasta hoy no ha dado resultados. Es hora de enfrentar esta realidad y todos aquellos que tenemos responsabilidad pública, junto a los padres, sentarnos a reformular una Nueva Sociedad”.

 


 

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