Por
sus experiencias y conocimientos, las ideas y sugerencias de Ramón Cantero Frau
deben ser siempre atendidas y bienvenidas. No es que se debe aceptar todo, sino
que se debe profundizar en todo en busca de los más sabio, justo y efectivo.
Recomienda
Cantero: “Aunque conllevaría consecuencias serias,
le recomiendo al Gobernador que deje que el crédito del ELA baje a chatarra.
¡Al hecho, pecho! En lugar de improvisar y auto inmolarnos, comencemos
negociaciones con los bonistas y con el Gobierno Federal para darnos tiempo a
buscar soluciones reales. Simultáneamente, recomiendo coja prestado $5,000
millones en el mercado de bonos de alto riesgo y alto rendimiento. El precio de
estos bonos chatarra ya está incorporado en los diferenciales del mercado”. Más allá de si
tiene o no tiene su parte de responsabilidad por la crisis actual, es un nivel
de recomendación que requiere que el Gobernador promueva y desarrolle un
diálogo amplio para encontrar las mejores vías de acción.
Aboga Cantero por un “plan agresivo de desarrollo económico”, y tiene mucha
razón, pero también expresó: “Quiero destacar la constante dádiva de los
gobiernos de turno a una clase de vagos, buscones y guisadores creados por el
estado benefactor alentado por todos los gobiernos de turno. Por tanto,
propongo al Gobernador que elimine todo tipo de asistencia pública a cualquier
persona capacitada que no trabaje.
En principio es razonable, pero hay que tener cuidado de no estigmatizar y
no fomentar ideas equivocadas que tiendan a injusticias y a ahondar contiendas
y brechas sociales.
Objetivamente, habrá quienes caigan en lo que critica Cantero, pero no
todos son así. Hay quienes tienen genuina necesidad y hay quienes recurren a
ese recurso al quedar sin empleo, y no dejan de buscar empleo. Además, es falso
señalar que con Cupones se pueden pagar lujos y comodidades (lo criticable
podría estar en la llamada “economía subterránea” y antes de tocar eso, le toca
al Gobierno promover primero crecimiento integral y progreso con equidad). Si
Cantero nunca ha necesitado esa ayuda, en vez de atacar, que dé gracias a Dios
y con sana conciencia y empatía, busque inspirar y educar para fomentar una
mejor y más consagrada civilización.
El
Programa de Asistencia Nutricional, al que muchos todavía le llaman “cupones”
porque en su origen fue llamado Programa de Cupones para Alimentos, es un
programa de justicia y sentido cristiano, y al mismo tiempo, es incomprendido
en toda su magnitud e impacto positivo, y lo atacan.
El
Programa de Cupones para Alimentos fue un gran logro como auxilio a las
personas en tiempos de crisis y al mismo tiempo, un incentivo al comercio que
es importante en el desarrollo económico. Hoy, el Programa sigue siendo
importante para auxiliar a quienes enfrentan escasez o una situación de
emergencia. Procede recordar una cita de 1975 del maestro y prócer Luis Muñoz
Marín:
·
“Le regalan mucho –como los cupones de alimentos--,
pero ¿cómo nos va a dar el corazón para que no le regalen cupones de alimentos
a los que tienen poco si nuestra sociedad no le regatea nada a los que tienen
mucho?” (Ver la cita en carta publicada en el libro “Luis Muñoz Marín, Memorias
1898-1940)
El
que se necesite promover más progreso y equidad en el país, no significa que
sea malo contar con programas que fomentan lo humanitario; ya que lo
humanitario es mucho más que los casos en que se abusa del beneficio, e
infinitamente más que las conciencias que en enfermizo egoísmo no logran
compartir en el nivel que edifica y agrada al Señor. Diariamente somos llamados
a crecer como individuos y sociedad. No es imposible perfeccionar programas
para propiciar eso. No es imposible lograr soluciones salomónicas y forjadoras.
Dios ilumine a todos.
·
“…hay fuerzas más
grandes que el producto económico total de un pueblo; esas fuerzas son: la
pasión de la justicia y la grandeza de las almas”. –Luis Muñoz Marín
·
“Es menester que nuestro progreso sea de tal forma
equilibrado que permita a todos los trabajadores progresar juntos. El progreso
de unos no puede ser a costa de la miseria de otros. La miseria de todos,
tampoco puede significar progreso para alguien. Es menester que, de nuestra
obra y de nuestro quehacer, surja un sentido de equidad y justicia en el orden
social, y un convencimiento en todos los puertorriqueños de que nuestra
comunidad, nuestro bienestar, nuestro progreso, merecen su lealtad primaria por
encima de todo partidismo, sectarismo, interés particular o ideología”. –Rafael
Hernández Colón
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