martes, 9 de julio de 2013

Ningún tiempo es suficiente para el milagro de la vida.


Ningún tiempo es suficiente para el milagro de la vida; y cuando no se tiene una respuesta, es mejor el sincero “no sé” que manipular el concepto de “propósito de Dios” o recurrir a hacer sentir culpable.

 

Ver la lucha por la vida, me recuerda que el 22 de enero de 1973, fue el dictamen de de la Corte Suprema de Estados Unidos que reconoció, en 1973, (por fallo dividido) el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o aborto inducido en Estados Unidos.

 

Lo interesante del caso, es que la controversia sigue en busca de revocar esa decisión; y algo GRANDE del caso, es que quien originó y “ganó” en esa controversia por obtener ese derecho, “Jane Roe”, cuyo nombre real es Norma L. McCorvey, fue confrontada por el mensaje del pastor Flip Benham.

           

Ese mensaje que la confrontó con las vidas perdidas, fue para ella el Damasco que la llevó al bautismo en aguas y a convertirse en anti-abortista. Se puede interpretar que un cambio de esa naturaleza, en que quien gana un caso tan notorio se retracta, solo lo inspira y obra el Espíritu Santo. Hoy ella está en el catolicismo y el testimonio confirma que siguen ocurriendo los Damasco.

                            

Optemos por los motivos que dan Vida a la Vida, ya que todo el que lee estas palabras, es un milagro de vida gracias a que el aborto NO fue opción. Es el amor lo que busca hacer y dar más. Es el amor consagrado lo que busca fundamentar todo en el Creador. Es el amor fundamentado en el cumplimiento de una promesa que sigue adelante, aún ante las pruebas del tiempo, la adversidad, los desánimos, las soledades y todo lo que requiere un nivel mayor de fe y lucha.

 

NO juzgo ni critico los casos en que un aborto ha sido inevitable. En los casos en que hay alternativas para evitar un aborto, reconociendo que la vida es más que estereotipos y apariencias, recordemos que en cada alma hay un depósito y llamado divino, y que lo mejor que define a uno es lo que uno vive sana y constrictivamente. Que los testimonios de lucha por la vida, incluso los que sean por un instante, inspiren a valorar, respetar, atesorar y fructificar sabiamente la vida. Dios ilumine a todos.

           


 

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