En la página 7 del periódico “El Mundo” del 5 de
noviembre de 1948, se dice que para la Cámara de Representantes, el PPD eligió
a 38 legisladores y los republicanos eligieron a 1 legislador. Copos
electorales de esa magnitud se debían al buen trabajo y la sabia sintonía con
el pueblo.
Con tal dominio del poder político, grande y trascendente
fue la lección democrática de Luis Muñoz Marín al promover una Ley de Minorías al
crearse la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
En esa Cámara de Representantes de 1948, en el cuatrienio
que incluyó la tarea de redactar y hacer realidad nuestra Constitución, había abogados,
agricultores, comerciantes, educadores, un dentista, un mecánico dental,
organizadores obreros, oficinistas, un contador público, ex-alcaldes, un
porteador público y un zapatero.
Con toda sinceridad: En el Puerto Rico de hoy, muchos
trabajadores honestos y sencillos harían mejor desempeño legislativo. De ser
cierto que legisladores consideren renunciar por estimar que no reciben lo
suficiente, que les vaya bien. Se confirma que la Reforma Legislativa aprobada
por el PPD en el 2013, es gran logro y voy más allá:
El Capitolio NO es el lugar para buscar unos “niveles de
vida” y ciertamente quien llega en el afán desmedido de lucro, no sirve bien
ahí. Hace falta contar con la más ampliamente representativa y efectiva
Legislatura, como la de 1948. Se necesita restaurar con la humildad que sabe
respetar y la dignidad que sabe obrar y cumplir.
No es correcta ni justa la teoría de que al reducir
“beneficios”, se pierde calidad en la composición legislativa. Es todo lo
contrario: Se gana calidad y se presenta la gran oportunidad de reformar de
verdad, democratizar mediante la más amplia participación y sabia elección, y contar
con vocación genuina y productiva.
Redescubramos que no es bueno el “tanto tienes, tanto
vales”, y que lo que mejor define al ser humano es lo que vive a tono con la
luz que viene del alma y agrada al Creador. Dios ilumine a todos.
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“Llevar
a cabo lo que el pueblo ordena es agotar todo esfuerzo para cumplir los
propósitos anunciados públicamente durante la campaña, a base de los cuales se
le pidió al pueblo diera sus votos”. –Luis Muñoz Marín
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