Uno de los
motivos más especiales a nivel mundial por los cuales el mes de noviembre de
2013 pasó a la historia, fue la iniciativa de la Fundación Make-A-Wish, que
hizo posible que un niño viviera el ser Batman con el mayor realismo y
profesionalismo. Se confirmó
que los superhéroes inspiran mucho bien, y en el 2014 regresó.
Batman fue creado por Bob Kane. Para la serie de los
comics y la serie de los ’60, el personaje fue modificado para ser más
accesible a los niños.
Al llegar Batman al cine en 1989, se retomó el
concepto original de Kane en lo oscuro y la compleja personalidad. Eso llega
hasta la actualidad en la secuencia de películas, libretos y actores, pero
siempre se mantiene la esencia del héroe que gracias a talentos y recursos, de
lo ordinario en lo cotidiano, pasa a lo extraordinario.
Viviendo
el mundo hoy tiempos retadores y difíciles, se aplica nuevamente que cuando más
problemas hay, más se busca de heroísmo y ejemplos edificantes.
Es cierto que Batman es un personaje
ficticio y que lo mejor es buscar primero del Altísimo, pero ciertamente hay
una efectiva aportación de él para el sano entretenimiento y para redescubrir
el heroísmo que es real y no imposible. La gran hazaña de Batkid ha sido jamaquear
mentes y corazones para sensibilizar y concienciar sobre todo el bien que se
puede inspirar y forjar.
¡Sí! Hay heroísmo tanto en lo
callado que da todo lo mejor del ser, como en lo que comunica con prudencia
para que el testimonio dé luz de verdad y no aliente la soberbia. ¡Sí! ¡El
heroísmo consagrado es real y puede mucho!
¡Sí! Podemos llegar a donde no hemos
llegado. Podemos vestirnos del heroísmo que hace la diferencia al dar fe en
donde no la hay, al saber decir no al mal, al saber decir sí a lo que suma a la
vida de quienes se ama y más allá, el bálsamo a los que lloran y sufren, el
perdón que no es simbólico y sí es camino de cambio y evolución, la solidaridad
a quienes resisten ante las manifestaciones de la corrupción, comprensión en
donde se ha perdido, apoyo al caído para levantarse, fuerza a las buenas
causas, atención debida al alma en formación y al alma que merece dignidad y
tanto puede aportar en los años dorados, el buen consejo que aporta a
perfeccionar la jornada, potenciación a quienes necesitan redescubrir que no es
demasiado tarde, en fin, el heroísmo no es ciencia ficción, fantasía, juego de
niños o un imposible en el mundo. El heroísmo real se atreva a vivir,
perseverar y fructificar con el más abarcador amor.
Porque Dios emplea los medios que Él desea
para responder, obrar y edificar, cada alma que opta por hacer y sembrar el
bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Somos llamados a sembrar y
hacer el bien en sana libertad en el Señor. Somos llamados a crecer y
fructificar en la vida como una causa de amor.
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