La decisión de ayunar es respetable y Jesús es claro sobre el ayuno en
Mateo 6:16-18:
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“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como
los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que
ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público”.
Es
respetable ayunar por un fin constructivo, para el bien y sin pretender torcer
el brazo de Dios o torcer y manipular conciencias y voluntades.
Fue
triste que lo positivo que se pudiese asociar con el ayuno de 40 días por
Arecibo, se desvirtuase con mensajes equivocados. La noticia de que Lares, Morovis
y Ponce se unirán a esa estrategia, confirma que nada consagrado hay en eso,
sino más politización y confrontación. Nada bueno hay en mover a protestas en
contra de las políticas de equidad, humanidad y verdadera cristiandad. Si en
verdad se buscase más del Señor, las acciones serían diferentes y apoyarían los
esfuerzos de inclusión y mayor justicia y progreso con equidad en un país que
necesita a todos.
La
Biblia exhorta a orar por las autoridades y por todos, NO a fomentar cainismo. El
país no le ha dado la espalda a Dios. Quienes le han dado la espalda a Dios son
quienes se desvían de honrar la vocación de mayor consagración por otras
agendas. Ante los problemas del país, se necesitan soluciones salomónicas que
infundan paz integral. Partiendo del contenido de Mateo 6, procede seguir en
paz fuera del cainismo; perseverando ante Dios y lo conciencia por lo que en
verdad ama, unifica y edifica.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla en esa forma y por eso es importante orar para que quienes estén ante las congregaciones, NO se
dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra
y la sana doctrina cristiana. No es tiempo de humillarse, sino de levantarse,
reverdecer y restaurar; es en esa ruta que se encuentra Puerto Rico.
Iniciativas a nivel Isla como el amplio impulso agrícola, y a nivel de la
Capital como el “Presupuesto Participativo”, en verdad honran a Dios en el
nivel que vivifica al cristianismo en el concepto Patria-Pueblo.
¿Humillación y sumisión?; al empleo de esas palabras para manipular, la
respuesta debe ser NO, NO y NO. Porque Dios emplea los medios que Él desea para
responder, obrar y edificar, cada persona que opta por hacer y sembrar el bien,
es instrumento de Dios y canal de bendición.
Lo más
esperanzador está en cada alma que ante lo decepcionante, responde buscando su
propio, personal y real crecimiento y desarrollo espiritual; que se vive y
fructifica. El país se va salvando día a día desde la decisión de cada alma de
aportar a la paz y la armonía. Quien se sienta movido a “humillarse” que lo
haga libremente y por las razones correctas. La Biblia exhorta a orar y más a
las buenas obras como rumbo de vida (más que privarse de alimentos, que sea
privarse de contiendas y personalismos); recordemos que la Equidad es buena y agrada a Dios.
Así, veo más propio eventos de “Agradecimiento y Reconciliación Nacional”
en tiempos en que aún ante serios retos, el país va creciendo en su capacidad
de creatividad y perseverancia, y en correctas iniciativas en pro del progreso
con Equidad.
Se confirma
que se necesita introspección y real humildad en la vida como causa de amor. Dios ilumine a todos.
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“Maestro, ¿cuál
es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y
grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. --Mateo
22:36-40
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“Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces.
Por sus frutos
los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen
árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no
da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus
frutos los conoceréis.”
--San Mateo 7:15-20
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