martes, 29 de abril de 2014

Excelente la agenda presentada por el gobernador Alejandro García Padilla.

El último gobernador de Puerto Rico de origen norteamericano designado por el Presidente de Estados Unidos fue Rexford Tugwell, y el primer gobernador de origen puertorriqueño designado por el Presidente, fue Jesús T. Piñero; ambos apoyaron los grandes procesos de restauración de Puerto Rico.

Luis Muñoz Marín fue el primer gobernador electo por el pueblo. Había una gran tarea para levantar al país. En el Mensaje del gobernador Muñoz Marín ante la Asamblea Legislativa de Puerto Rico pronunciado el 23 de febrero de 1949, dijo en parte:

·         “Tenemos en nuestra mano el tesoro inmenso de una semilla. Según la sembremos y la  amparemos será la cosecha que ahora y en el futuro recojan las gentes que habitan y que entonces habiten esta tierra de Puerto Rico. En este día ya no es un hombre designado por otro el que más o menos por su cuenta solicita medios de gobierno de un pueblo a través de sus representantes elegidos; es el pueblo mismo el que tanto a través del Legislativo como del Ejecutivo, pide buen trato para esa semilla y requiere buena responsabilidad para ese porvenir. Ahora son los poderes del pueblo mismo de los que éste espera la más sencilla y profunda responsabilidad, el más aunado esfuerzo en ir haciendo la obra que el pueblo necesita que se haga, en ir estableciendo las costumbres de gobierno que el pueblo necesita que se establezcan –para que con las buenas costumbres se pueda hacer la buena obra.
No hay buena obra que pueda hacerse si la calidad de las costumbres y los métodos no alcanzan a aparejarse a la calidad de la obra en sí. Todo momento de gran transición histórica es propicio a echar la raíz de mejores tradiciones. Llevar a cabo la obra y perfeccionar las costumbres que son instrumentos para llevarla a cabo, es responsabilidad que el pueblo ha puesto conjuntamente en nosotros. Este es el momento para coger todo mal hábito que el atisbo más claro de nuestra conciencia alcance a ver y voluntariamente extirparlo. Este es el momento en que, según actuemos, la semilla puede convertirse en cosecha, o en desperdicio de matojos para el futuro. De ustedes y de mí el Pueblo de Puerto Rico espera que se use este momento propicio a la creación hasta el límite de la más esclarecida buena fe. La primera condición de esta buena fe es la ausencia de motivaciones personales en la vida pública, ya sean estas de lucro o de orgullo, ambición o vanidad. Siendo el pueblo el que nos autoriza y prende en nosotros su esperanza, y no pudiendo el pueblo tener una idea al votar por sus legisladores y otra al votar por su gobernador, es evidente que le debemos para estos propósitos la más estrecha cooperación las dos ramas de gobierno elegidas por su sola voluntad.
Por lo fecundo que es el momento es que pienso que es tesoro incalculable la semilla  que hoy tenemos en nuestra mano. Tan tesoro es como el primer grano de café que llegó a los trópicos de América hace doscientos años y que ahora es inmensa cosecha en las islas y regiones del hemisferio americano. En este grano de tiempo se citan hoy la experiencia del pasado y el propósito dinámico del porvenir.
Eso es lo que el Pueblo de Puerto Rico ha depositado en nuestra mano. ¿Qué regla sencilla y honda podemos hacer para disponer bien de la encomienda? Me parece que podemos hacer una regla tan simple como la semilla y tan honda como el futuro que lleva dentro: Que todas nuestras decisiones sean tomadas a base de conciencia, y de conciencia que busque siempre estar informada. Si hacemos esta regla con fuerza de espíritu; si no dejamos que decaiga en manerismo de oratoria; si medimos con ella en su último análisis todas las decisiones de legislación y gobierno; y si al usarla nos guiamos siempre por la premisa de que el interés público está por encima de todas las consideraciones personales, estaremos dando el cuidado máximo a la semilla depositada en nuestra mano; y estaremos proveyendo un ejemplo de salud espiritual a nuestros hermanos que habitan las democracias de América y del mundo”.

Ese mensaje colocaba al país en el umbral de nuevos tiempos; y tiene vigencia hoy. En 29 de abril de 2014, el gobernador Alejandro García Padilla presentó a la Legislatura y al país, un mensaje a la altura de las mejores tradiciones fundadoras.

Se presentó una excelente agenda en puntos como la responsabilidad de un presupuesto balanceado sin política de despidos, la debida atención a áreas fundamentales (educación, salud y seguridad), la visión integral para impulsar puertos y aeropuertos, la acción democrática ante el tema del status político, la prioridad a crear empleos, el renacer agrícola, la viabilidad de armonizar el desarrollo con la protección del ambiente y la búsqueda de despolitización y de fomentar mejor calidad  de vida.

Está la agenda para asumir responsabilidades sin lamentos y sin repetir prácticas cuestionables. No es tiempo de cainismo, es tiempo de soluciones salomónicas. Es tiempo de fomentar progreso con equidad porque todos somos hijos de Dios. Sea el éxito de la Agenda de País, el logro de un pueblo unido. Demos gracias a Dios por contar con el liderato ungido y el pueblo para consagrar tanto. Dios ilumine a todos.

·         “Pero, si bien esta generación pasará a la historia como la que aceptó la responsabilidad de pagar, en lo económico y en lo político, no podemos limitarnos a atender la responsabilidad con el pasado. Estos tiempos no pueden ser para Puerto Rico un nuevo tiempo muerto donde nos toca solo “apechar” la crisis y sacrificar el futuro para limitarnos a responder por el pasado. No es solo tiempo de pagar; es tiempo de construir. No es solo tiempo de pagar la deuda que tenemos con el pasado; es hora de pagar la deuda que tenemos con el futuro. Un presupuesto balanceado es un buen punto de partida para pagar la deuda del pasado y para empezar a pagar la deuda con el futuro. Que los gastos públicos no excederán los ingresos; eso es buena política pública. Es el mejor instrumento para adelantar la educación competitiva, la salud de calidad; seguridad en nuestros hogares y comunidades; para generar empleo e inversión en Puerto Rico. La coyuntura difícil nos vuelve a lo fundamental.
Volver a lo fundamental es trabajar con la deuda del pasado sin posponer la deuda que tenemos contraída con el futuro. Volver a lo fundamental es enfocarnos en un proyecto de país centrado en la producción de riqueza y en su repartición a todos por medio del empleo, enfocarnos en el servicio eficiente y en la inserción de Puerto Rico en los mejores espacios de vida para todos los puertorriqueños y puertorriqueñas.
Volver a lo fundamental significa avanzar todos nuestros capitales: los humanos, los culturales, los capitales naturales, los financieros, al servicio inteligente de aquello que nos va a permitir un buen proyecto de país. En este proceso, las acciones de las agencias y programas, los servicios e iniciativas, la gestión del gobierno y sus servidores públicos, deben medirse por los resultados en adelantar las metas del país: es decir, la forma de adelantar nuestra deuda con el futuro”.
--Alejandro García Padilla

·         “En el desempeño de nuestra mutua y conjunta responsabilidad, estaré siempre dispuesto a atender a sus consultas y ansioso de recibir sus consejos. Por primera vez en 450 años se han abierto a un puertorriqueño las puertas de La Fortaleza con llave de voluntad popular.
Esa misma llave la ha puesto el mismo pueblo en manos de ustedes para que la usen como la de su casa durante el tiempo en que los puertorriqueños generosamente quieran que sea la mía. En este espíritu de confraternidad, continuemos el difícil camino, humildes en la honrosa compañía de nuestro pueblo, jalda arriba”.
--Luis Muñoz Marín




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