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"En este
tiempo amenazado por la violencia, por el odio y por la guerra, testimoniad que
Él y sólo Él puede dar la verdadera paz al corazón del hombre, a las familias y
a los pueblos de la tierra. Esforzaos por buscar y promover la paz, la justicia
y la fraternidad. Y no olvidéis la palabra del Evangelio: Bienaventurados los
que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". --Juan Pablo II
El
gran mensaje del Resucitado es que podemos Renacer; desarrollar una nueva vida
como fruto de una Nueva Conciencia. En cada alma hay la capacidad para
ser genuino y para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la
Resurrección las marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se
acepta que uno solo tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los
pasos y ajustes presididos por el Señor. Ante eso, grande es el rol de quienes
están ante las congregaciones.
Cuando
surge el estilo más agresivo desde ciertos religiosos en vez de desde lo
político, y más expresiones cristianas y humanitarias desde lo que no es
religioso, se confirma que vivimos tiempos atípicos. Cuando al día de hoy se da
exclusión, duda y suspicacia hacia quien se expresa a favor de la equidad y de
que todos somos hijos de Dios, se confirma que hay mucho que educar y revelar.
Se confirma que Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y
edificar.
Eso de
vivir tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores
formas de ver y hacer las cosas. Se
confirma que se ha fallado cuando no se ha dicho la verdad a las congregaciones
y al país. Siento empatía hacia los maltratados por no decir “Amén” a ciertos
estilos y mensajes; hacia quienes no han tenido otra opción que dejar roles
ministeriales, o incluso no congregarse o asistir solo el domingo.
Afortunadamente no todo el liderato
religioso falla. Es importante la oración para que quienes estén ante las
congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos
en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Es importante la oración
para que todo el que mire hacia lo alto en estos días, reciba su toque especial
y trascendente porque amar es ver lo que se puede ser más que lo que se es o se
aparenta ser. ¡Demos en la medida que deseamos recibir, haciendo todo día santo
ante el Señor que no está muerto, está Vivo y con Poder!
Es hora
de redescubrir al Peregrino de la Paz. Es hora de regresar a los mensajes de
Juan Pablo II, quien tanto destacó los estilos de amor, paz, equidad, perdón y
obra social. Es hora de proponernos la restauración integral. Dios ilumine a
todos.
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“Los creyentes de todas las religiones,
junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de
intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz”. --Juan Pablo
II
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