En la noche del
27 de septiembre de 2015, hubo al mismo tiempo dos maravillas del universo: “superluna”
y "luna de sangre". Lo de superluna es por un momento de cercanía con
la Tierra (8% más cerca) y lo de luna de sangre surge por un reflejo, un hecho natural
en el nivel de los rojizos atardeceres que tanto inspiran.
Desde Ponce
tomé algunas fotos. Lo grande es que se trata de la Luna que siempre está ahí.
No hay que ver con fatalismo lo natural. Procede recordar que cada detalle de
la naturaleza es inherente a un gran orden y la Luna ha inspirado grandes
versos, sueños, nacimientos, partidas, creaciones y energías de amor.
La Luna sigue
ahí… Nos recuerda que la luz nunca falta e incluso cuando no se ve por la llegada
del Sol, se sabe que no deja de ser parte de un firmamento y frontera con
infinitas posibilidades. La Luna me recuerda una escena de la película “Star
Trek V, The Final Frontier”. La Luna siempre me recuerda en sus alcances
supremos, la canción “Baño de Luna” de la gran alma con dones,
presencia sin igual, llamado único, energía y belleza inenarrable con el nombre
artístico de Melina León.
La Luna sigue ahí… Que crezca y fructifique
la buena inspiración, que el buen corazón sea basamento de la sabiduría y que
el poder del amor sea clave en las obras que definen y vivifican la fe. Adelante…
Dios ilumine a todos.
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