En la tarde del
4 de septiembre de 2015, un arcoíris visto a plenitud en la zona histórica de
Ponce, confirmó un gran mensaje a la humanidad: Destacándose en la foto el
edificio de la Fundación Biblioteca Rafael Hernández Colón (FBRHC), interpreté
que lo educativo es factor determinante para iluminar caminos y horizontes.
Viendo
con conciencia educativa: El uso de colores que se inspiran en el arcoíris,
surge para fomentar respeto, tolerancia y progreso como justa civilización. Esos
colores surgen en lo bíblico como signo de alianza con toda la humanidad; en la
base de que todos somos hijos de Dios (dice Génesis 9:16: “Cuando el arco esté
en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno entre Dios y todo ser
viviente de toda carne que está sobre la tierra”.). En lo político, esos
colores fueron empleados por Jesse Jackson al fundar en 1984 una coalición de
fuerzas (National Rainbow Coalition). En el cooperativismo, están presentes los
colores del arcoíris como signo de paz y solidaridad. El arcoíris se asocia en
la naturaleza con paz y eso se busca en los dramas humanos; la paz real que
valida derechos dignamente.
Veo bien
comunicar en forma edificante y fomentar lo unificador. No es casualidad que la
rueda de colores en las artes inspire a crear y dar balance debido y agradable
a la obra. La sensibilidad que transmite el arcoíris luego de las fuerzas de la
naturalerza, siempre me recuerda la belleza de la mujer como sublime. La mujer
que veo con tanto amor y respeto, me recuerda que la belleza es tan de Dios
como la verdad y las virtudes (interesante que son términos que comienzan con
el artículo en femenino). Puede haber gran hermosura con suprema belleza
interna.
Un
arcoíris visto desde el sur de la extensión territorial de Puerto Rico, me
confirma que haya un gran llamado a hacer y consagrar patria, ya que todos estamos
en esta tierra. Dios ilumine a todos en la causa del progreso con equidad.
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