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Que dolores y depresiones no llevan a olvidar que en un
mundo imperfecto, no faltan los amaneceres luminosos y vivificadores.
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Que sentidas pérdidas en la brevedad de la vida mueve a atesorar
y vivificar los momentos inspiradores y aleccionadores.
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Que los motivos de alegría sean faro constante e
inagotable para no perder el rumbo al llegar retos y tempestades.
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Que no haya edad muy temprana para crecer o edad muy
tardía para renacer.
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Que no sea un imposible el perfeccionar los términos
“prosperar” y “bendición” en el buen camino de la equidad que es buena y agrada
a Dios.
El ser humano no nace para la soledad…
Hay heroísmo al lograr destacar los motivos que dan vida a la vida. Hay poder
de fe en acción y reales milagros al dar nuevos y mayores alcances y
testimonios al amor. Adelante…
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