domingo, 13 de septiembre de 2015

La vida se abre caminos en donde sea (incluso en un nuevo planeta).

La ciencia plantea en forma convincente, que el fin de la Tierra se daría al morir el Sol, pero incluso ante eso han surgido nuevas teorías de que la Tierra puede sobrevivir. La realidad es que existe hasta para las estrellas, el ciclo normal de nacer, vivir y morir.

Se ha contemplado que para ese futuro, la salvación del género humano estaría en otro planeta habitable. No es imposible que la tecnología llegue a poder realizar eso, pero no entraré en ese punto para no desviarme del tema.
                
Eso armoniza con la Palabra. Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe” (Ver Apocalipsis 21:1). No es un mensaje de exclusión, terror y muerte, sino de inclusión, ánimo y nueva vida.
                 
Se estima que todavía le quedan millones de años de vida al Sol, pero el mayor entendimiento se encuentra en que el nuevo mundo surge en cada uno. En consecuencia, no es cuestión de ver como sin sentido el nacer para morir, sino de ver los llamados y posibilidades de vivir para evolucionar.

Una positiva noticia del año pasado tiene vigencia: El descubrir planetas habitables abre puertas para que siga viviendo y evolucionando el género humano. La vida se abre caminos en donde sea (incluso en un nuevo planeta).

Al estar vivos hoy, el supremo llamado es a ser parte de bálsamos y soluciones. Ante lo aún no logrado, no nos rindamos. Ante las realidades que no son el escenario ideal y los retos, no nos rindamos. Ante los asuntos pendientes, ¡sigamos adelante!

Se fomenta la acción de gracias a Dios por ser justo y bueno, no para escapar de lo que hay que enfrentar. Busquemos ser parte de las soluciones. No pongamos la cabeza bajo tierra como el avestruz, ¡levantémonos como el águila con la capacidad para alcanzar alturas sin precedentes, mirar directo al sol y renovarse con más fuerza y admirable presencia! ¡Ahora es que vamos!

¡Aprendamos a no desperdiciar el tiempo! Somos llamados a ser sembradores y constructores. Cuando la tierra prometida parece más distante, renunciar no debe ser opción. No se trata de alentar una fijación o un desorden, sino de contemplar que tiene que tener poder real lo que se dice de que lo imposible para el hombre es posible para Dios. Se trata de lo que paso a paso, venciendo retos y afirmando la razón de ser de la visión consagrada y/o del solemne pacto (promesa), supere la prueba del tiempo por todo lo que es más. En la medida que somos llamados a hacer un mundo mejor, al ser el cambio inevitable parte de la creación, busquemos su perfección en el proceso de evolución. En el episodio de la serie clásica de “Star Trek”, titulado “Mirror, Mirror”, se da la expresión de que “el futuro es siempre una interrogante”. Dios ilumine  a todos.



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