La ciencia
plantea en forma convincente, que el fin de la Tierra se daría al morir el Sol,
pero incluso ante eso han surgido nuevas teorías de que la Tierra puede
sobrevivir. La realidad es que existe hasta para las estrellas, el ciclo normal
de nacer, vivir y morir.
Se ha
contemplado que para ese futuro, la salvación del género humano estaría en otro
planeta habitable. No es imposible que la tecnología llegue a poder realizar
eso, pero no entraré en ese punto para no desviarme del tema.
Eso armoniza
con la Palabra. “Y vi un cielo nuevo y una tierra
nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existe” (Ver Apocalipsis
21:1). No es un mensaje de exclusión, terror y muerte, sino de inclusión, ánimo
y nueva vida.
Se estima que
todavía le quedan millones de años de vida al Sol, pero el mayor entendimiento
se encuentra en que el nuevo mundo surge en cada uno. En consecuencia, no es
cuestión de ver como sin sentido el nacer para morir, sino de ver los llamados
y posibilidades de vivir para evolucionar.
Una positiva
noticia del año pasado tiene vigencia: El descubrir planetas habitables abre
puertas para que siga viviendo y evolucionando el género humano. La vida se
abre caminos en donde sea (incluso en un nuevo planeta).
Al estar vivos
hoy, el supremo llamado es a ser parte de bálsamos y soluciones. Ante lo aún no
logrado, no nos rindamos. Ante las realidades que no son el escenario ideal y
los retos, no nos rindamos. Ante los asuntos pendientes, ¡sigamos adelante!
Se fomenta la
acción de gracias a Dios por ser justo y bueno, no para escapar de lo que hay
que enfrentar. Busquemos ser parte de las soluciones. No pongamos la cabeza
bajo tierra como el avestruz, ¡levantémonos como el águila con la capacidad
para alcanzar alturas sin precedentes, mirar directo al sol y renovarse con más
fuerza y admirable presencia! ¡Ahora es que vamos!
¡Aprendamos a
no desperdiciar el tiempo! Somos llamados a ser sembradores y constructores. Cuando
la tierra prometida parece más distante, renunciar no debe ser opción. No se
trata de alentar una fijación o un desorden, sino de contemplar que tiene que
tener poder real lo que se dice de que lo imposible para el hombre es posible
para Dios. Se trata de lo que paso a paso, venciendo retos y afirmando la razón
de ser de la visión consagrada y/o del solemne pacto (promesa), supere la
prueba del tiempo por todo lo que es más. En la medida que somos llamados a
hacer un mundo mejor, al ser el cambio inevitable parte de la creación,
busquemos su perfección en el proceso de evolución. En el episodio de la serie
clásica de “Star Trek”, titulado “Mirror, Mirror”, se da la expresión de que
“el futuro es siempre una interrogante”. Dios ilumine a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario