El 6 de julio de 2014, en verdad ha
sido impactante capítulo de “Incógnita”, transmitido por Telemundo. Se confirma
que en Puerto Rico hay el talento y la capacidad para hacer grandes
producciones; lo más necesario es unir esfuerzos que superen las diferencias de
canales para lograr un producto de mayores alcances.
Felicito a todos los realizadores, auspiciadores
y talentos delante y tras las cámaras. Sin embargo, le dedico un saludo y
reconocimiento especial a la gran alma con dones, belleza inenarrable, energía,
llamado único y presencia sin igual con el nombre artístico de Melina León.
Personificó Melina a la mujer que enfrenta en el hogar un constante
conflicto entre su esposo y su hijo, y busca la forma de llevar algo de paz en
esa tormenta, aunque sea tratando de desviar la discusión hacia otro tema en la
cena. Es la mujer que en la hora más oscura, debe tomar las más difíciles y
determinantes decisiones.
No sé qué
haría ante un drama – a nivel de eutanasia-- como el que se presenta en “Incógnita”,
pero sí sé que el capítulo me recordó otros dramas que he visto en mis
jornadas, y no dudo que a muchos le ocurrió lo mismo. Una historia que combina
conflictos, sentimientos, batallas, presiones y luchas de poder, toca en
diversas formas.
Pienso que Melina León se consagra
como excepcional y sobresaliente mujer ungida por el Señor que confirma que Dios
se creció al crear a la mujer; y que en la medida que se desarrollen
producciones de excelencia, se puede propiciar que personas en problemas encuentren
la ayuda propia y el bálsamo de sabiduría y amor cristiano.
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