Hoy es 4 de julio de 2014. Desde el
concepto de la Libertad Integral, es gran momento para fomentar la unidad
familiar. Un 4 de julio se escribió lo siguiente:
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“¿Cuál ha sido la clave del ministerio de ‘Yiye’ Ávila? ‘La
oración y una vida de obediencia a la voz de Dios y un amor inmenso por las
almas’, ha dicho en reiteradas ocasiones el evangelista, quien comenzó su
ministerio en 1967, después de ser un exitoso maestro de biología y de
destacarse en el deporte”.
Hoy, es buen momento para
recapitular:
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El viernes 28 de
junio de 2013, la noticia del fallecimiento del evangelista José Joaquín Ávila,
mejor conocido como Yiye Ávila, generó expresiones de reconocimiento y
condolencias que superan fronteras ideológicas y religiosas.
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El domingo 30 de junio, fue sepultado el evangelista
Ávila.
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El lunes 1 de julio, el gobernador Alejandro García
Padilla decretó dos días de duelo por el fallecimiento de Yiye Ávila.
Fueron decretados esos dos días tras
una contienda discordante creada por la pastora Wanda Rolón. En lugar de
solicitar ese simbolismo de días de duelo en el debido proceso, optó por crear
un issue público, mediante la manipulación del nombre del evangelista Ávila y
buscando explotar los sentimientos en forma cuestionable.
José Martí dijo que hasta el Sol
tiene manchas, por lo que Ávila mereció los días de duelo decretados y más. Siempre
recordaré cómo fueron de inspiradoras y conmovedoras las fotos de Yiye Ávila en
sus últimos días, abrazando la Biblia como el mayor tesoro. No lo interpreto
como posar para crear imágenes publicitarias, sino como enseñarnos a abrazarnos
con la mayor fuente de fe, amor, fuerza y sabiduría.
Ciertamente toda alma fallecida
merece respeto, pero eso no es sinónimo de amnesia. Se trata del respeto que
permitió ver la trayectoria y mensajes del fallecido en un contexto más amplio.
Se trata de ver los aciertos y desaciertos de la persona que partió de este
mundo, en el contexto que permite descubrir errores, cosechas, pasos de fe,
esfuerzos para crecer y sobre todo, lecciones para buscar ser mejores seres
humanos.
Con toda objetividad: ¿Cuánto de lo
que dijo Ávila se cumplió y cuánto de lo que dijo no se cumplió? ¿Cuántos de
sus mensajes fueron acertados y aportaron amor, y cuántos de sus mensajes
tomaron otras rutas (recordemos que del mismo modo que las autoridades civiles
tienen un rol primario de orientar y en las controversias el rol de juzgar solo
le toca a los jueces, en la fe al liderato religioso le toca orientar, orar y
perseverar, y el rol de juzgar solo le toca al Señor)? ¿Qué le movió a superar
aquello de que la televisión era la “caja del diablo”? ¿Cuántos señalamientos a
él tuvieron puntos válidos y cuántos señalamientos a él no tuvieron tales
puntos? Hay mucha inspiración para profundizar en el concepto de la
misericordia para crecer y dar cátedra.
Todos compartimos la misma
naturaleza humana con virtudes y defectos y en la fe y la vida, no todo es
blanco o negro; es en las tonalidades grises que se descubre lo salomónico, edificante,
humano y cristiano.
Es propio no solo pensar en quienes
lamentan la partida de Ávila, sino también pensar en las almas heridas y
maltratadas, las conciencias sanas que son excluidas por no decir “Amén” a
todo, y que tienen derecho a volver a creer y restaurarse. Voy más allá: Cuando
una dama católica --con el entendimiento de los años y las canas que sí
transmiten respeto, humildad y dignidad-- expresó frente a mí ante la noticia
de la muerte del evangelista pentecostal Ávila “¡qué pena!”, me confirmó que no
es imposible lo salomónico. Que sea poderosa lección para que el liderato
religioso no opte por lo equivocado, sino que honre todo lo positivo que se
pueda asociar a Ávila.
Que crezca y evolucione el llamado a
sonreír, no tanto por aquello de “Cristo viene”, sino por el gozo de que Cristo
ya está aquí, en las oportunidades de hacer el bien y sobre todo, en todo lo
vivifica el poder del amor. En Colosenses 1:27 dice:
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“… que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.
Que el transmitir las Buenas Nuevas,
sea viable para toda alma que desee transmitir aliento y no amargura,
positivismo constructivo, y todo lo inherente a crecer en el respeto, la acción
salomónica y la promoción de la equidad que es buena y agrada a Dios. En Isaías 32:16-17 dice:
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"Reposará en la
estepa la Equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la
justicia será la paz, el fruto de la Equidad, una seguridad perpetua”.
Así, al recordar a Yiye Ávila, que
tenga nuevo poder el lema de “Sonríe, Cristo te ama”. Que sea perfeccionado ese
lema en la tolerancia que crece en el buen trato a quien piensa diferente, ya
que nadie tiene el monopolio de la verdad y todos tienen una parte de verdad.
Edifiquemos y enseñemos a tratar como deseamos ser tratados.
Las muestras sinceras de amor honran
al Señor. Los que no honran al Señor son los que buscaron esos días de duelo en
base al estilo impositivo y de confrontación. ¿Le
agradaría a Jesús que se use el nombre de Yiye Ávila para justificar contiendas
y se empleen presiones en vez de razones? En vez de pedir
días de duelo en forma contenciosa, Rolón debió pedir revelación; que pida a
Dios el Damasco que le permita alcanzar el nivel de real respeto, armonía,
edificante ejemplo y consagración.
La Biblia
establece el orar por las autoridades. Es legítimo exigir cumplimientos de los
funcionarios electos y hasta advertir con buena fe cuando procede, pero es
mejor aconsejar como si se representase a Jesús, Príncipe de Paz.
Al
recordar a Yiye Ávila, que fluya el bálsamo para confirmar que Cristo es real,
sana, restaura, unifica y liberta; en la base de que todo lo mejor del ser
humano nace y se manifiesta desde la conciencia que todos somos hijos de Dios. “Sonríe,
Cristo te ama”.
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