lunes, 17 de noviembre de 2014

Amén a restaurar la Fe con Poder.

Si malo y malsano es llevar a las congregaciones y creyentes el mensaje de condicionar la bendición a la siembra financiera, mucho peor es solicitar tales siembras sin crear expectativas para justificar la falta de testimonios.

En la teoría espiritual y natural, no basta con la revelación (entendimiento) sobre el concepto bíblico y santo de la siembra financiera, se necesita también la capacidad de discernimiento para identificar el buen terreno para sembrar.
                                                  
Es cierto que la pobreza no es elemento que acerque más a Dios, y que Jesús dice claramente que vino para que tengamos vida en abundancia (Ver San Juan 10:10). Sin embargo, eso no justifica el olvidar el deber de ser sensibles (con mano amiga) hacia los pobres y el tergiversar principios para buscar alimentar apetitos desmedidos.

Con toda sinceridad, le planteo a quien lee estas palabras lo siguiente: ¿Qué factores están presentes en los testimonios que puede identificar como “milagros” de verdad? En mi caso, pienso en testimonios de sanidad y lo que hay presente es voz sincera hacia el Señor y nada de espectáculos o libretos manipulados y comercializados.

Se necesitan crecientes testimonios de prosperidad con sana conciencia para hacer y sembrar el bien. Pero se necesitan también frenar lo que pueda caer en corrupción. Una modalidad que tiende a lo corrupto es así: Decirle a la persona ante su crisis y peticiones genuinas que espere el “tiempo de Dios, pero para ofrendar no se puede esperar el “tiempo de Dios”, tiene que ser ahora. Falla quien no evidencia los frutos de las siembras (lo que indica si es buen terreno), y llega al colmo quien ministra en la línea de que si se logra el milagro es por su intervención y si no se logra es por culpa de la persona que necesita ayuda (así, manipula y evade responsabilidades).

Se necesita restaurar el tiempo de Fe con Poder. Se necesitan testimonios reales de salud y prosperidad integral. Se necesita fomentar la mutua ayuda y capacitación.

A cada creyente le toca ser sabio a la hora de congregarse y sembrar. Nada justifica decir “amén” a lo que no es bueno y santo. Lo que es de Dios infunde paz y buenas soluciones. Que haya pleno apoyo a quienes cumplen bien y consagran todo lo mejor. Que las iglesias den ejemplo de lo correcto. Que no haya impunidad en lo que se desvía y daña. Que la efectiva aplicación de la justicia divina, comience en este mundo.
                   
·         “Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua”. --Isaías 32:16-17

·         “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.” --San Mateo 7:15-20
           

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