De lo que no se quiere hablar es de
lo que más hay que hablar, por lo que es bueno dar una mirada a un reportaje
del 11 de noviembre de 2013 que dice:
·
“La actriz Scarlett Johansson no tuvo
reparos en reconocer que apoya la pornografía en una relación de pareja siempre
y cuando sea ‘con moderación’.”
Ha pasado un año y el mensaje tiene
vigencia. Habrá quien esté en desacuerdo y critique con entendimiento, pero
habrá también quien critique y condene sin entendimiento y sin saber lo que es
pornografía.
En el contexto establecido por Scarlett, tiene mucha razón y armoniza con la Palabra el
que una pareja desarrolle medios para avivar la llama del amor que fortalece
relaciones y perdura. Sin embargo, el concepto de pornografía también se da
fuera de eso.
Está la pornografía que se asocia
con la masturbación y también está la pornografía que tergiversan los enfermos.
Veo tan enfermos a los que abusan, como a los que condenan, ya que lo sabio y
sano es armonizar lo material y lo espiritual.
Ante un tema controversial y
natural, me pregunté: ¿Qué sienten padres y madres al enterarse de que el hijo
y/o la hija practica la masturbación? La lógica me indica que desean decir
mucho, pero no desean avergonzar, recuerdan que lo han practicado, no desean
provocar algo peor y culminan en silencio. Voy más allá: ¿Qué sienten padres y
madres al enterarse de que el hijo y/o la hija practican la pornografía?
¿Son pornografía los desnudos que se
exponen en publicaciones y museos? ¿Son censurables los versos de Cantares que
tan explícitos son? ¿Qué de las escenas en novelas y películas que nada dejan a
la imaginación?
Con toda franqueza, reconozco que
hay quienes recuerdan su pasado y se sienten culpables y/o buscan motivos de
satisfacción o justificación; y hay quienes piensan que es mejor canalizar
energías, impulsos y deseos en la masturbación, que desencadenar otros
problemas como embarazos sin control.
¿Por qué no tocar responsablemente
los temas de la masturbación y la pornografía? Las expresiones de
Scarlett Johansson sobre la pornografía deben llevar a descubrir nuevas y
mejores formas de ver y de obrar. Hay que educar salomónicamente.
Veo que en principio, procede
ampliar los cursos en escuelas con base científica y de sana conducta humana,
poner freno a lo que se ata con vicios y conductas delictivas, respetar lo que
hacen los adultos en la intimidad sin violentar la dignidad y/o las leyes, y no
permitir el abuso de niños, menores e indefensos.
Lo grande es que por amplia norma
general, quienes más aparentan escandalizarse por los temas de la masturbación
y la pornografía, son quienes dan los más cuestionables ejemplos y no se
escandalizan por lo que hay que hacerlo.
Hay grandes motivos de indignación,
como la corrupción (que se manifiesta en robo de dinero y también en robo de
ideas y tantas otras formas), engaños, crímenes, abusos, asesinatos, violencia,
en fin, temas mayores a lo que hace alguien en su intimidad.
Mi recomendación es tratar los temas
de la masturbación y la pornografía responsablemente, no caer en el idioma
prohibicionista que no funciona y tampoco caer en mensajes de mentiras, ya que
pierde respeto y autoridad quien miente.
Es mejor hablar con la verdad y
explicar bien sobre esos temas tan controversiales, y todo tema. Somos llamados
a evolucionar para bien y a dar testimonio del amor que es causa de vida
fructífera y vocación suprema. Dios ilumine a todos.
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