Ayer 7 de
noviembre de 2014, se cumplieron 42 años del triunfo del PPD en la elección de
1972 (con Rafael Hernández Colón como líder máximo y nace del lema “Fuego
Popular”). Fue vital en la victoria, la unificación de generaciones, la
activación de buenas ideas y la innovación.
Hoy 8 de
noviembre de 2014, se cumplen 26 años del triunfo del PPD en la elección de
1988 (con Rafael Hernández Colón como líder y gobernador, en que al completarse
un cuatrienio de progreso y restauración, brilló el lema “Rafael, estamos mejor
con él”).
En la elección
de 1988, se celebró el Cincuentenario del PPD, hubo notables logros
socio-económicos y en el resultado electoral, en Ponce volvió a triunfar
Hernández y fue electo por primera vez como Alcalde de la Ciudad Señorial,
Rafael “Churumba” Cordero Santiago.
A nivel
legislativo, en esa elección un joven líder ponceño aspiró por primera vez a
ser Legislador por el Distrito 24 de Ponce y fue electo: Roberto Cruz
Rodríguez. Gratos y grandes son mis recuerdos de esa campaña.
Por ejemplo,
para ese tiempo estaba de moda pintar la propaganda en planchas de madera con
moldes y pintura de spray. Recuerdo cómo con una navaja le daba forma a esos
moldes de duro cartón.
Fue una
campaña con poco dinero en que toda la familia se integró; la familia creció.
Con el paso de los años, cada vez que recuerdo esas vivencias siento gran
emoción y hasta le dedico un pensamiento especial a quienes hoy no están.
Hoy se podría
pensar que era imposible ganar con tan pocos recursos. Pienso que hubo un claro
y evidente favor de Dios ante corazones tan apasionados y comprometidos;
voluntades que con humildad dieron lo mejor de sí. Como decía en forma
sencilla, directa y efectiva el broshure de campaña de Roberto:
·
“No traerá un catálogo de falsas promesas para cazar
votos. Traerá el mejor esfuerzo y la mayor dedicación para convertir la
esperanza en realidad. Se trata de una lucha para unir por encima de cualquier
diferencia”. Lo prometido fue cumplido.
Desde Ponce se
afirmaron grandes principios de municipalización y descentralización que sirven
bien a toda la Isla, en que tuvo gran relevancia la presencia del legislador
Roberto Cruz en las comunidades. Su labor legislativa estuvo bien enfocada,
contó con un excelente equipo de trabajo y no cayó en corrupción. Dio cátedra
humana y cristiana en lo que mejor define a uno que es lo que se vive honesta y
dignamente.
Fue Roberto un
excelente y ejemplar legislador que rompió moldes y superó estereotipos.
Respetaba la opinión diferente (como muestra de esa madurez moral e
intelectual, en procesos primaristas no iba con eso de que el que estuviese con
él tenía que apoyar incondicionalmente a todos los que él apoyase) y todos,
desde el niño hasta el anciano, podían encontrar en él el trato de altura.
Hizo de la
oficina legislativa un foro de buen servicio y una gran escuela. Supo dar
importancia a toda iniciativa positiva y apoyo a entidades comunitarias. Por
ejemplo, recuerdo los torneos, el empeño de atender los planteamientos de
ciudadanos y organizaciones en la mejor forma posible, las medidas legislativas
y la forma en que los donativos dados con sabiduría fructificaban en beneficio
de todo un pueblo.
Hoy nostalgias
y añoranzas, combinan la gratitud con los buenos deseos y al mismo tiempo, se
confirma ante realidades y llamados, que desde Ponce siguen brillando grandes
ideas de potenciación para perfeccionar la democracia de la patria entera.
Dios bendiga a
Rafael Hernández Colón, a toda su familia y a tantos que dan buen fruto gracias
a sus enseñanzas. Dios dé eterno gozo a Churumba y Madeleine y a quienes nos
han precedido en el encuentro con Él, y dé paz a tantos llamados a seguir
perseverando. Dios bendiga a Roberto Cruz, a toda su familia y a tantos que
estuvimos en la jornada que presenta lecciones con vigencia. Dios ilumine a
todos.
·
“Vamos adelante hacia el fin de este segundo milenio, con
paso firme, en ruta ascendente, con voluntad inquebrantable, con miras claras,
con confianza.
Vamos hacia el fin de siglo, cogidos de la mano, haciendo
patria, ancha y generosa para todos los hijos de esta bendita tierra.
Compatriotas, hermanos puertorriqueños todos: ¡Vamos por
buen camino!”
--Rafael Hernández Colón, 1988
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