NO debe
haber discrimen en contra de un ser humano que busque vivir en paz y ganarse el
pan honestamente. Recordemos
siempre que la igualdad humana es cristiana y agrada al Señor. Todas las ideologías (políticas, religiosas y de toda
índole) pueden coincidir en lo que infunde paz; la paz integral que toca al
alma al hacer el bien.
Es imposible
que sea democrático, cristiano y de Dios lo que fomente odios, abusos y
discrímenes. NO es digno y NO cumple con la gran comisión de evangelizar y
discipular, el igualar el estilo de los que persiguieron al Maestro y a los
primeros cristianos, ya que pecado mayor es tergiversar la Palabra para
manipular mediante el enfoque selectivo de pecados y favores y no fomentar lo
salomónico.
Algo del
Creador de toda la Tierra (de un mundo sin fronteras a la humanidad) hay en la
búsqueda de la equidad y la igualdad humana; y en cada alma hay
un depósito y llamado divino, y lo mejor que define a uno es lo que uno vive
sana y constrictivamente. No se trata de estar a favor o en contra de un
precepto, sino de estar a favor de lo justo. Así, apoyemos el Proyecto del
Senado 238 y las iniciativas de la alcaldesa Carmen Yulín, que van encaminadas
a que no haya discrimen ni el imperio del odio.
Lo
que Cristianiza, dignifica y engrandece al ser humano NO ES el no tener la
capacidad de atender y escuchar, el silenciar a los demás y el perder la
tolerancia; lo que Cristianiza, dignifica y engrandece al ser humano ES educar
con la capacidad de crecimiento para atender y escuchar, la madurez para
sembrar lo justo y afirmar la tolerancia que realiza la Mandamiento de Amor
enseñado por Jesucristo.
De
hecho, es bien conocido el pasaje bíblico en que Jesús habló y se sigue
esperando que lance la primera piedra quien esté libre de pecado. La EQUIDAD es
buena y agrada al Señor; para forjar una patria de todos en la Isla del Cordero.
--Gerardo L. Berríos Martínez
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