viernes, 31 de mayo de 2013

Por el respeto que merece todo lo venerable y honroso en la bandera norteamericana, procede el repudio a su empleo para fomentar conflictos estériles y atacar a una gran dama.


El Juramento a la bandera de Estados Unidos, que se conoce también como  “Juramento de Lealtad” (en inglés “Pledge of Allegiance”), dice:

·         "Prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la república que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos".

 

Porque en la Isla del Cordero, la bandera de Estados Unidos ondea a la misma altura junto a la bandera de Puerto Rico, no es digo ni honroso tomarla con menosprecio a la bandera de Puerto Rico y como medio para la campaña en contra de la gran líder y mujer de Dios que es la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín; quien se crece ante el ataque y responde con enseñanza y firmeza.

 

Cuando se pierden razones y se busca desviar la atención de la gran bendición en las nuevas leyes de Equidad, la desesperación lleva a lo incomprensible. Por el respeto que merece todo lo venerable y honroso en la bandera norteamericana, procede el repudio a su empleo para fomentar conflictos estériles y atacar a una gran dama. Hacer eso, es ignorar los principios de tolerancia y democracia y el juramento de la bandera que tanto enarbolan de una nación bajo Dios, “con libertad y justicia para todos”.

 

¿Qué bien adelanta una artificial y sin sentido “guerra de banderas” inspirada más por el personalismo que por el progreso de un país? Dios ilumine a todas las almas que respetan y atesoran las banderas de Puerto Rico y Estados Unidos, ya que ambas confirman que debe fomentarse más lo que une, consagra y edifica.

 

Carmen Yulín es Mujer Virtuosa; ¡merece el apoyo de sabios consejos y oraciones sinceras para que su humildad y capacidad de discernimiento sean siempre el factor de grandeza, y para que su testimonio de amor, valor y perseverancia siempre dé luz!

 

Gracias a la visión y liderato de Carmen Yulín (con colaboradores, familia y tantos héroes anónimos), la nueva luz de fe, diálogo y conciencia humana y patria, da cátedra y confirma desde la Ciudad Capital de San Juan --como taller y salón de clase-- que se pueden adelantar proyectos que impulsen mejor planificación y real democracia con participación de todos. Eso es más que los extremos ideológicos. En eso pueden armonizar todos, de todas las corrientes de pensamiento, en un gran cauce de vida.

 

Ahora más que nunca TODOS bendiciendo a Carmen Yulín, su equipo de trabajo y la base comunitaria que hace del pueblo, el principal protagonista de la nueva hazaña. ¡Así se hace Gran Ciudad-Capital y Gran Ciudad-Pueblo! Dios ilumine a todos.

 

--Gerardo L. Berríos Martínez


 

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