El Juramento a la bandera de Estados Unidos, que se
conoce también como “Juramento de
Lealtad” (en inglés “Pledge of Allegiance”), dice:
·
"Prometo
lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la república que
representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para
todos".
Porque en la Isla del Cordero, la bandera de Estados
Unidos ondea a la misma altura junto a la bandera de Puerto Rico, no es digo ni
honroso tomarla con menosprecio a la bandera de Puerto Rico y como medio para
la campaña en contra de la gran líder y mujer de Dios que es la alcaldesa de
San Juan, Carmen Yulín; quien se crece ante el ataque y responde con enseñanza
y firmeza.
Cuando se pierden razones y se busca desviar la atención
de la gran bendición en las nuevas leyes de Equidad, la desesperación lleva a
lo incomprensible. Por el respeto que merece todo lo venerable y honroso en la
bandera norteamericana, procede el repudio a su empleo para fomentar conflictos
estériles y atacar a una gran dama. Hacer eso, es ignorar los principios de
tolerancia y democracia y el juramento de la bandera que tanto enarbolan de una
nación bajo Dios, “con libertad y justicia para todos”.
¿Qué bien adelanta una artificial y sin sentido “guerra
de banderas” inspirada más por el personalismo que por el progreso de un país? Dios
ilumine a todas las almas que respetan y atesoran las banderas de Puerto Rico y
Estados Unidos, ya que ambas confirman que debe fomentarse más lo que une,
consagra y edifica.
Carmen
Yulín es Mujer Virtuosa; ¡merece el apoyo de sabios consejos y oraciones
sinceras para que su humildad y capacidad de discernimiento sean siempre el factor
de grandeza, y para que su testimonio de amor, valor y perseverancia siempre dé
luz!
Gracias a
la visión y liderato de Carmen Yulín (con colaboradores, familia y tantos
héroes anónimos), la nueva luz de fe, diálogo y conciencia humana y patria, da
cátedra y confirma desde la Ciudad Capital de San Juan --como taller y salón de
clase-- que se pueden adelantar proyectos que impulsen mejor
planificación y real democracia con participación de todos.
Eso es más que los extremos ideológicos. En eso pueden armonizar todos, de
todas las corrientes de pensamiento, en un gran cauce de vida.
Ahora más que nunca TODOS bendiciendo a Carmen Yulín, su
equipo de trabajo y la base comunitaria que hace del pueblo, el principal protagonista
de la nueva hazaña. ¡Así se hace Gran Ciudad-Capital y Gran Ciudad-Pueblo! Dios
ilumine a todos.
--Gerardo L. Berríos Martínez
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