Mayo es el Mes de las Madres y el 22
de enero de 2013, se cumplieron 40 años del dictamen de 1973 de la Corte
Suprema de Estados Unidos que reconoció, en 1973, (por fallo dividido) el
derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o aborto inducido en Estados
Unidos.
Lo interesante
del caso, es que la controversia sigue en busca de revocar esa decisión; y algo
GRANDE del caso, es que quien originó y “ganó” en esa controversia por obtener
ese derecho, “Jane Roe”, cuyo nombre real es Norma L. McCorvey, fue confrontada
por el mensaje del pastor Flip Benham.
Ese
mensaje que la confrontó con las vidas perdidas, fue para ella el Damasco que
la llevó al bautismo en aguas y a convertirse en anti-abortista. Se puede
interpretar que un cambio de esa naturaleza, en que quien gana un caso tan
notorio se retracta, solo lo inspira y obra el Espíritu Santo. Hoy ella está en
el catolicismo y el testimonio confirma que siguen ocurriendo los Damasco.
Optemos
por los motivos que dan Vida a la Vida, ya que todo el que lee estas palabras,
es un milagro de vida gracias a que el aborto NO fue opción.
Es el
amor lo que busca hacer y dar más. Es el amor consagrado lo que busca
fundamentar todo en el Creador. Es el amor fundamentado en el cumplimiento de
una promesa que sigue adelante, aún ante las pruebas del tiempo, la adversidad,
los desánimos, las soledades y todo lo que requiere un nivel mayor de fe y
lucha.
NO juzgo ni critico los casos en que
un aborto ha sido inevitable. En los casos en que hay alternativas para evitar
un aborto, reconociendo que la vida es más que estereotipos y apariencias,
recordemos que en cada alma hay un depósito y llamado divino, y que lo mejor
que define a uno es lo que uno vive sana y constrictivamente. Dios ilumine a
todos.
--Gerardo L. Berríos Martínez
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