Es notable que un “Presentador” de TV insultó a Marc Anthony por
solidarizarse con el pueblo venezolano. Va “Presentador” entre comillas porque
es notable que se entregó al fotuteo de un régimen y lo consume la envidia. Se
confirma que el odio no es buen consejero y que cuando se va con razón y
verdad, se infunde paz y serenidad.
Es una imagen que pone al descubierto que es inaceptable avalar que con la
bandera del chavismo se pretenda que Puerto Rico tome una ruta contraria a lo
más conveniente, a los ejemplares méritos de la unión de la Isla con EEUU, y a la sabia voluntad democrática. Si
censurable es esa caricatura que atacó a Marc, igualmente censurables son los
que en la Isla del Cordero promueven la esclavitud de la ideología.
En tiempos en que Puerto Rico busca fortalecer y desarrollar unidad de pueblo
para restaurar y progresar, impactan las escenas masivas manifestaciones,
confrontaciones, muertes y heridos en Venezuela. Es justo desear que en
Venezuela no imperen extremismos y se desarrollen más amplias vías de justicia
social y crecimiento.
Ese propósito unificador armoniza con
palabras pronunciadas por el ex-presidente de Costa Rica y ganador del Premio Nobel de la Paz,
Oscar Arias en el 2009:
·
“Tengo
la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se
reúnen con el presidente de los Estados
Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre,
es para culpar a Esta dos Unidos de
nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo
justo”.
Eso de buscar la línea contraria a
Estados unidos o de emplear todo tema para forzar consideraciones sobre las
relaciones políticas, es fruto de ataduras con lo ideológico. Arias vio la
necesidad de más educación y menos inversión en lo militar en los países latinoamericanos.
Afirmó Arias en el mencionado mensaje:
·
“Como
lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones
en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo
nuestro, presidente Morales, de esa desigualdad que usted apunta con mucha
razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la
salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los
caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando
los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la
desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre
muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a
nuestras hijas”.
La esclavitud de la ideología es lo que
más causa cainismo, daños y atrasos. La esclavitud de la ideología justifica
abusos de [poder y la pérdida de correctas prioridades humanas al tergiversar
el concepto de “soberanía nacional” pata alimentar unos egos y unas agendas
particulares. Estableció Arias:
·
“Uno
va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los
sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de
1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió.
Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso
que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los
economistas, que todos los historia- dores, casi que coinciden en que el siglo
XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo,
lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos
discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos”
(¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo,
neoliberalismo socialcristianismo neoliberalismo, socialcristianismo...), los
asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del
siglo XX, que es el pragmatismo”.
Simón Bolívar escribió: "Cada pueblo será libre a su modo y disfrutará
de su soberanía según la voluntad de su conciencia". Desde esa realidad,
Puerto Rico tomó su ruta democrática en forma innovadora y ejemplar, y
Venezuela tomó su propia ruta.
Ese respeto entre los pueblos nos recuerda
también palabras de Benito Juárez: “Entre
los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la
paz”. Sin embargo, eso no significa que no habrá empatía hacia pueblos en que
se pierde de perspectiva que hay que validar derechos humanos y un orden
debido.
Superar la esclavitud de la ideología es muy necesario para inspirar, unir
y edificar a generaciones. Ante lo que se ha elogiado y lo que se ha criticado
del chavismo, procede ver que no hay absolutos, que no todo es blanco o negro,
que en los tonos grises se descubre lo más humano y cristiano, y que en la
búsqueda de soluciones salomónicas se puede armonizar y adelantar mucho. En ese
proceso, deben retirarse quienes se aferran a lo ideológico, a las etiquetas y
a los odios.
Que la fe en acción y el poder del amor hagan presente al Príncipe de Paz.
Haya paz y progreso con equidad en Venezuela, Puerto Rico y cada país que
busque la genuina realización en un mundo creado por Dios sin fronteras.
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