Sin ánimo de entrar en numerología,
el “10” se asocia con perfección, abundancia y plenitud. Hoy es día 10 y San Juan 10:10 dice mucho. Jesús dice
ahí que vino para que tengamos “vida en abundancia”.
Es un principio que si se manipula
para indicar que la bendición depende de diezmar y ofrendar, se corrompe. El
que sea bíblico lo de diezmar y ofrendar, no es inherente a justificar los
peores estilos y apetitos. La siembra financiera requiere libertad y sabia conciencia;
y al mismo tiempo, sana administración. Jesús enfatiza en la obra social que
trasciende al templo, y no sirve bien el mercadeo de la fe. Seamos sinceros:
·
Es imposible que la santidad que se pueda asociar con
diezmar y ofrendar, pueda avalar el tratar a las personas según el poder
adquisitivo.
·
Cuando se dice que se tiene ejemplos de cómo han sido
prosperados por la siembra financiera sin dar ejemplos concretos con evidencia,
lo más probables que no se cuenta con tales testimonios; testimonios muy necesarios
para identificar niveles de efectividad en un buen terreno.
·
Cuando se deja de crear expectativas por la siembra
financiera y se abusa del libreto de que la fe “se prueba” al sembrar en el
momento difícil y de escasez, aun con limitadas excepciones, se tiende más a
pecar de tergiversación acomodaticia y de indiferencia hacia quienes más necesitan.
En el momento difícil, lo más que se necesita no es manipular el término
“prueba” para recibir lo más posible de las personas, sino maximizar la obra de
amor y apoyo, como dar sugerencia edificantes a los gobernantes y empresarios para
hacer patria y sin negociar lo salvífico, visitar enfermos y envejecientes,
canalizar los más recursos posibles para la obra social, educar para el éxito
empresarial con la visión cristiana que fomenta consagrar y no requiere a cambio
dinero, llevar a las comunidades un nuevo enfoque evangelizador que fomente atención individualizad a las
familias para que progresen en forma integral y no sigan estilos de grito y
estigmatización, en fin, que se merezca el apoyo en la obra por vivir lo que se
predica e invertir en lo santo de verdad.
Se necesita una perspectiva integral
que valore al ser humano más por su ser que por su poseer. Afortunadamente no
todo el liderato religioso falla y hay buenos testimonios de liderato humilde ante
las congregaciones y ministerios eficaces (que fructifiquen en bendición y no
se desvíen del buen camino). Que la recta capacidad administrativa, de respeto
al amor al prójimo, a la diversidad de ideas y a la equidad que es buena y
agrada a Dios, establezca la calidad del terreno que merezca siembras y abono.
Hay muchos géneros de semilla, por
lo que es sabio profundizar en la conciencia de siembra, abono y abundante cosecha
sana.
Así, es bueno enfocarnos en las
lecciones que educan para la siembra de hacer el bien a los demás, partiendo de
la sana autoestima.
Muchas páginas requerirían el
analizar cada género de semilla, como amor, perdón, misericordia, apoyo, buen
consejo, respeto, excelencia en el trabajo, dignidad en la obra, honor en los
cumplimientos, solidaridad, ayuda al necesitado, visita a enfermos, etc. Para
ver un punto que puede trascender y ejemplificar mucho más, para mí, “cosecha
sana” es buscar prosperar con sana conciencia.
Por ejemplo, no veo mal aspirar a la
sobreabundancia (comprendiendo que el concepto abundancia es relativo porque
para cada alma, la abundancia que le llene será algo particular). La gran
pregunta es: ¿Para qué ser prosperado?
No es lo mismo buscar abundancia
para satisfacer placeres en forma desordenada, que para vivificar el más puro y
consagrado AMOR. No es lo mismo buscar abundancia para mera imagen o dañar, o
para satisfacer un enloquecido consumo, que buscar ser Bendecido para BENDECIR.
A todo eso, sumo hoy lo imperioso y
muy necesario de tocar el tema de fundamentar grandes planes y peticiones en
cumplir promesas a Dios. Es triste cuando no se quiere tocar ese tema, ya que
de lo que no se quiere hablar, es de lo que más hay que hablar.
Todo sería mejor si cada petición se
fundamentara en hacer algo grande para Dios. No hay que temar al tema de lo que
se puede cumplir solo luego de haber recibido lo pedido a Dios (como el
estudiante que promete presentar su diploma en el altar de graduarse y solo
podrá cumplir al concederse eso). Ante una promesa sabia y bien definida, es
imposible engañar y manipular. Es cuestión de fe, amor, valor y honor.
Que los nuevos testimonios sean luz
para incontables almas, en tiempos en que hacen falta testimonios victoriosos
de vidas consagradas y fundamentadas en cumplimientos de pactos y promesas.
Porque deseo
vivir el cumplimiento de una promesa, a Dios consagro todo. En la medida que
sea el mensaje de nueva conciencia, fuerza potenciadora para NO quitarnos y
enfocar la mirada en el Todopoderoso y Su Bien y Justicia ante las tempestades
(para que sea El en uno, en la transformación constructiva que viene de
adentro), sea cada testimonio de triunfo inspirador y aleccionador, una
estrella vivificadora en el firmamento que opaca toda oscuridad. Dios ilumine a
todos.
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