domingo, 9 de febrero de 2014

Gracias al Creador por el cumpleaños de mi madre; sea el amor sublime fuerza forjadora.

Hoy domingo 9 de febrero de 2014, el primer día de la semana y Día del Señor, adquiere suprema bendición e inenarrable motivo de gratitud por ser día del cumpleaños de mi madre. Se funden recuerdos, lecciones y llamados. Es como ver toda la vida con una sola mirada y el mosaico que tanto combina, reconocer que quien más brilla como sincero apoyo, capacidad de tolerancia y fuerza, lágrimas como rocío, abnegación, perdón con toque divino y amor sin límites, es la madre.

Es mi madre quien, como gran embajadora de una generación pulida con valores, principios y decencia, mejor me define con su ser, humildad y su vida, que Dios se creció al crear a la mujer. Es ella mucho más y mayor de lo que he merecido. Merece ella todo lo que supera las teorías y los libretos que no alcanzan lo luminoso de verdad.
¿Qué procede escribir en este medio? ¿Qué se espera que escriba?
Al dar gracias por el milagro de vida de mi madre, pido poder honrar algo tan grande.

Mi exhortación a cada alma que lea estas palabras, es a REBELARSE.
·         Hay que rebelarse ante quienes se burlan de hijo(a)s amoroso(a)s con las madres.
·         Hay que rebelarse ante quienes tratan de borrar la verdad de que hijo(a)s que son bueno(a)s y obedientes con las madres, son pareja idónea.
·         Hay que rebelarse ante quienes no comprenden la dimensión de amor hacia la madre que ha fallado y busca una oportunidad de real restauración.
·         Hay que rebelarse ante quienes se entronizan en la soberbia y al ahondar brechas socio-económicas, menosprecian a madres que se multiplican y dan admirables batallas para mantener un hogar, y a las que defienden el derecho de sus hijos, familia y comunidad a la Equidad que es buena y agrada al Creador.
·         Hay que rebelarse ante quienes son injustos con la mujer que aún con amor maternal no puede concebir  y con quien opta por la adopción.
·         Hay que rebelarse ante quienes estigmatizan y no apoyan a la madre soltera.
·         Hay que rebelarse ante quienes son obstáculos a las madres que se crecen al cuidar enfermos, y a las que enfrentan lo que pueda causar contienda y rupturas (como esposos que maltratan o hijos que toman rutas equivocadas), en pos de armonizar bajo un mismo techo.
·         Hay que rebelarse ante quienes creen que procede alcanzar “logros” y “disfrutar” olvidando a la madre.
·         Hay que rebelarse ante quienes olvidan lo mucho que desea, necesita y merece la madre en los días dorados.
·         Hay que rebelarse ante quienes maltratan a la madre envejeciente.
·         Hay que rebelarse ante quienes no reconocen a quien sigue atento a la madre, aunque su memoria haya desaparecido.
·         Hay que rebelarse ante quienes piensan que es malo orar por la madre fallecida, en oración como incienso sublime, sanador y redentor ante el Altísimo.
·         Hay que rebelarse ante quienes piensan que el reconocer a Jesucristo como único Salvador e Intercesor, es ignorar que tuvo madre y que lo maternal lo potenció a él.

¡Hay que REBELARSE! Hay que rebelarse mostrando mejores formas de hacer las cosas; que el honor y amor hacia el alma en el rol de madre (aún sin haber concebido a quien ama y forma) sea consciente y valiente, consagrada y heroica fuerza forjadora.
Hay que rebelarse siendo solidarios con las madres y con quienes buscan honrarlas y apoyarlas; especialmente en los escenarios atípicos en que más se necesita el revolucionario amor cristiano y apoyo a la madre que da el todo por su familia.

Las madres no renuncian a creer y amar, y ciertamente el amor de madre es lo más cercano al amor de Dios. Muy bien nos enseña Jesús a valorar y respetar tal amor. A quien esté leyendo estas palabras y siente un pensamiento inquietante o una lágrima, muy bien puede aprovechar para reencontrarse con su madre y/o darle el beso y abrazo que no necesita un día especial, sino la necesidad de agradecer y rehacer, de perfeccionar el dar gracias y escribir brillantes capítulos, como la necesidad de respirar.

Por cada motivo de decepción, o perspectiva de que es demasiado tarde para un nuevo ser, que pueda más el entendimiento de que en la brevedad de la vida, hay que buscar dar mejor sentido a mucho...

Gracias a Dios por mi madre. Dios tenga misericordia de los llamados a crecer y ser más cumplidores y mejores hacia ella. Se dice que las almas más dignas son las que más sienten y lloran, y enfrentan injusticias, pero al mismo tiempo, logran dejar los legados gloriosos que son más... Sean estas reflexiones, un tributo a ella y un paso de fe que trascienda en el alcance especial a cada alma que reciba estas reflexiones.

·         “De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido”. --Facundo Cabral  
·         “El amor de una madre no contempla lo imposible”. --Charles Paddock                                   



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