Ha comenzado el mes de agosto de 2013. Las imágenes de
fin de verano y regreso a los estudios, para unos es recuerdo nostálgico y para
otros es realidad compleja.
Para mí, al ver los preparativos de niños y estudiantes
en preparativos para regresara al salón de clase, es motivos de gracias por
tanto que hicieron mis padres y por el trabajo de educadores con vocación.
Sin embargo, a partir del 2001, dos grandes motivos que
marcan al mes de agosto son mis nuevos pasos de fe, y la gira promocional del
disco de Melina León “Corazón de Mujer” (particularmente cuando Melina visitó
Ponce y Plaza Las Américas).
Al escribir hoy, bendigo -para que reciban
nueva y vivificadora revelación- a quienes no han visto
bien mi respetuosa y constante identificación con la gran alma con
dones, talentos, llamado único, energía, belleza inenarrable y presencia sin
igual, con el nombre artístico de Melina León; Dios emplea los medios que Él
desea para responder y edificar y en la medida que Melina me inspira tanto,
algo del Creador hay en ella.
Al escribir hoy, bendigo -para que reciban
nueva y vivificadora revelación- a quienes no han visto
bien mis expresiones en pro de la equidad (en la línea de que es buena y agrada
a Dios) y mi participación en diversas causas con visión trascendente; la fe es
algo que se debe buscar vivir lo mejor posible para sentir paz en la medida que
se sirve y se siembra bien, y si optase por lo contrario, invalido la sumatoria
de fe.
Grandes son las rutas de fe y la fuerza del Corazón de
Mujer. Tan importante es la fe y tan poderosa es la unción en Melina, que
gracias a la perseverancia con puro corazón tenemos patria, y el concierto
“Corazón de Mujer” inspirado por el éxito del disco, comenzó con una oración
que sigue iluminando conciencias y caminos.
Ante tantos pensamientos y reflexiones que superan
palabras, reitero un propósito: Sea la vida una causa de amor.
--Gerardo L. Berríos Martínez
·
“Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.
--Mateo 22:36-40
·
“Tus
palabras de amor, Vivirán más allá de la vida…”. –Corazón de Mujer
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