En toda tragedia familiar, sufren los directamente
involucrados y los allegados. Hay casos que acentúan que desigualdades e
Injusticias, Son tristes y constantes realidades en un mundo imperfecto (en la
extensión territorial de Puerto Rico, son más notables e hirientes). Son
también llamado a hacer todo lo posible para no ser parte de eso y promover la
Equidad que es buena y agrada a Dios.
Se puede plantear que indignan los tecnicismos para
atrasar procesos judiciales y que nadie en su sano juicio es capaz de concebir
la atrocidad de asesinar a una mujer en la forma en que se hizo en contra de
Paredes, pero NO olvidemos que hay envejecientes, enfermos y personas con
limitaciones físicas que sufren mucho.
NO olvidemos que hay quienes dan grandes batallas para
dar una buena calidad de vida a quienes más lo necesitan y por eso, procede
plantear que nadie en su sano juicio es capaz de concebir la atrocidad de ir en
contra de la causa de la Equidad. En verdad se necesita cada día a más personas
que opten por lo justo y correcto, que sean así instrumentos del Señor y
canales de real y sabia bendición.
Así, NO olvidemos que la Primera Prioridad es hacer
justicia a la víctima, que constituye una tragedia mayor la impunidad, que hay
otros casos pendientes de justicia, que en donde más ocurre el “tanto tienes
tanto vales” es en donde ocurren las peores cosas, y que son muchos los casos
de almas que sufren y buscan una respuesta redentora. Oremos…
Salmo 10: Oración pidiendo la ayuda de Dios
1 Señor, ¿por qué te quedas tan lejos?,
¿por qué te escondes en tiempos de angustia?
2 Con altanería, el malvado
persigue rabiosamente al humilde;
pero ha de quedar atrapado
en las trampas que él mismo ha puesto.
3 El malvado se jacta de sus propios deseos;
el ambicioso maldice y desprecia al Señor.
4 Levanta insolente la nariz, y dice:
«No hay Dios. No hay quien me pida cuentas.»
Eso es todo lo que piensa.
5 Siempre tiene éxito en lo que hace.
Para él, tus juicios están lejos,
muy lejos de su vista.
Se burla de sus enemigos,
6 y piensa que nadie lo hará caer,
que jamás tendrá problemas.
7 Su boca está llena de maldiciones,
de mentiras y de ofensas;
sus palabras ocultan opresión y maldad.
8 Se pone al acecho, por las aldeas,
y a escondidas mata al inocente.
No pierde de vista al indefenso:
9 como si fuera un león en su cueva,
espía al pobre desde su escondite,
esperando el momento de caer sobre él,
y cuando lo atrapa, lo arrastra en su red.
10 Se agacha, se encoge,
y caen en sus garras los indefensos.
11 El malvado cree que Dios se olvida,
que se tapa la cara y que nunca ve nada.
12 ¡Levántate, Señor, levanta tu brazo!
¡No olvides a los afligidos!
13 ¿Por qué, Dios mío, han de burlarse los malos,
pensando que no habrás de pedirles cuentas?
14 Tú mismo has visto su irritante maldad;
¡la has visto, y les darás su merecido!
A ti se acogen los indefensos;
tú eres la ayuda de los huérfanos.
15 ¡Rómpeles el brazo a los malvados!
¡Pídeles cuentas de su maldad
hasta que no quede nada pendiente!
16 El Señor es el Rey eterno;
¡los paganos serán echados de su país!
17 Señor, tú escuchas la oración de los humildes,
tú los animas y los atiendes.
18 Haz justicia al huérfano y al oprimido:
¡que el hombre, hecho de tierra,
no vuelva a sembrar el terror!
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