En la forma más resumida:
·
De 1989 a1991 hubo un proceso plebiscitario. Aunque
no se logró la celebración de la consulta, sí se lograron grandes y profundos
estudios con gran vigencia. Se buscó en el ‘91 garantizar unos derechos y unas
bases de proceso justo para todos para futuras consultas, pero el cainismo lo
impidió.
·
El entonces
gobernador Rafael Hernández Colón, en cumplimiento del compromiso programático
de 1988, comenzó el proceso mediante el diálogo.
·
En todo momento,
Hernández fue claro en la postura de que “cualquier proyecto plebiscitario que
no comprometa al Congreso con sus resultados es inaceptable”.
·
Se comenzó a
trabajar con el Proyecto del Senado Federal 712 y luego se trabajó con el
Proyecto 244 (en la Cámara Federal también había legislación en curso).
·
El 27 de febrero
de 1991 el Proyecto 244 fue derrotado en la Comisión de Energía y Recursos
Naturales del Senado Federal; 7 republicanos y 3 demócratas votaron en contra
del Proyecto aduciendo objeciones a la opción de la Estadidad. El 8 de marzo,
se indicó que si el Senado no actuaba, la Cámara no actuaría. Hasta el día de
hoy, se proyecta que sigue ese tipo de objeción; y el país necesita que todos los
líderes de todas las ideologías se pongan de acuerdo para el adelanto
socio-económico del país en cualquier fórmula de status que prevalezca (en
áreas con lo fiscal y contributivo, la producción y la mejor calidad de vida).
Se le llama “Pacto Social” a ponerse de acuerdo en seguir encaminando proyecto
claves indistintamente de resultados electorales y cambios de gobierno.
Más allá de las interpretaciones o si es está o no de
acuerdo, al no haber funcionado las consultas criollas, merece su oportunidad
la Constituyente para tratar con Estados Unidos el tema del status en pos de
soluciones reales.
En el tema de status político, una
Constituyente bien desarrollada con la participación justa de todos los
sectores ideológicos, puede ser un buen foro para definir fórmulas y procesos,
y que se acuerde aceptar el mandato de las urnas para no caer en una batalla
sin punto final. Una Constituyente
no es cuartos oscuros, es un gran foro que bien desarrollado, supera la
politiquería, el partidismo y los límites de cuatrienio.
Aunque veo que el ELA no es colonia y es una alternativa
válida y aceptable (en mi texto anterior presenté algunas bases), los niveles
de insatisfacción en el país y serios problemas socioeconómicos, aunque no
todos se relacionan con el status y requieren profundizar en otras áreas, confirman
que se necesita un proceso de diálogo y mecanismos como una Constituyente para
poder llegar a un punto en que se respete la voluntad democrática en el debido
proceso.
Voy más allá: Recordemos siempre que
la fórmula de status no es un fin en sí, sino un instrumento de trabajo. Supera
a toda fórmula de status político, la capacidad de encontrar soluciones
salomónicas. Todos estamos en la misma Isla y un hogar dividido no progresa.
Que prevalezca la voluntad diaria de consagrar cada día una vida que siembra y
sirve bien, y la decisión de buscar hacer patria en todo escenario. Dios
ilumine a todos.
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