miércoles, 7 de agosto de 2013

Señor gobernador Alejandro García Padilla: ¡Gracias por la justicia social al inmigrante que vivifica al cristianismo!


El número 7 se identifica con grandes significados positivos y el 7 de agosto de 2013 pasa a la historia en Puerto Rico por una iniciativa que vivifica al sentido humano y cristiano. Dice el Comunicado de Prensa de La Fortaleza (con el título de “Justicia social a los hermanos inmigrantes”):

 

·         “El gobernador Alejandro García Padilla convirtió hoy en ley el Proyecto de la Cámara 900 que permitirá a las personas extranjeras sin estatus migratorio oficial, y que hayan residido en la Isla por un periodo mayor a un año, solicitar una licencia de conducir provisional.

‘Esta ley es una medida de justicia para nuestros hermanos inmigrantes y al mismo tiempo una garantía de mayor seguridad para todos los conductores en nuestras vías públicas. Nuestro compromiso con el país es erradicar todo tipo de discrimen y dirigir un gobierno justo que promueva la igualdad en sus acciones’, señaló García Padilla”.

 

Señor gobernador Alejandro García Padilla: ¡Gracias por la justicia social al inmigrante que vivifica al cristianismo! Ciertamente la Equidad es buena y agrada a Dios.

 

Algo del Creador de toda la Tierra (de un mundo sin fronteras a la humanidad) hay en la búsqueda de la equidad y la igualdad humana; y en cada alma hay un depósito y llamado divino; lo mejor que define a uno es lo que uno vive sana y constrictivamente. El país nos necesita a todos; se hace patria sin exclusión y sin discrimen reconociendo que al fomentar paz y justicia, Dios se manifiesta en ese amor. Dios ilumine a todos.

 

·         “Puerto Rico, apretado haz de resistencia espiritual frente a los nacionalismos destructores de la paz y de la esperanza del hombre, es imagen en el corazón de su gente que su gente pone hoy y para siempre en su bandera.

Cultura de libertad, de trabajo, de serenidad, de justicia, de generosidad; cultura que ve al prójimo y no cree que hay extranjero; cultura modesta y buena en su vivienda, a gusto en sus quehaceres, resguardada frente al infortunio, abundante y sencilla en la mesa, alegre en la fiesta, sin pobreza y sin hábitos enloquecidos de consumo, viril en la defensa del derecho, que valora al hombre más por lo que quiere hacer que por lo que se proponga adquirir, reverente en el amor de Dios: esta es la imagen de nuestro pueblo que ponemos, con el hondo cariño de nuestra alma, en la bandera que ahora voy a izar en nombre de todos los puertorriqueños.

Y así Dios la bendiga”. –Luis Muñoz Marín

 


 

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