Merece atención y reflexión el pensamiento de Cox Alomar.
Con toda objetividad y sinceridad, me recuerda lo que en su tiempo, significó e
impactó el artículo de Muñoz Marín de 1946 titulado “Nuevos caminos hacia
viejos objetivos”. Escribió Muñoz:
·
“Y es evidente
que seguir enfocando un asunto de tanta realidad actual como el ‘status’
político de un conglomerado humano en términos de una realidad desaparecida es
algo así como un ensayo de fantasma frente al sitio donde estaba un espejo que
hace tiempo se llevaron. Si no hemos de perder más tiempo en la solución de
nuestro urgente e importantísimo problema de ‘status’, tenemos que modernizar
nuestro concepto del problema”.
Aunque favorezco una ruta conservadora para el ELA (que
no es colonia y es opción válida en su pleno desarrollo autonómico compatible
con la unión permanente), voy más allá: NO hay que temer o sentir aversión
hacia las palabras “soberanía” o “soberanista” en el mejor sentido, que no es
pequeño o engañoso, sino grande en la búsqueda de maximizar todo lo positivo y
constructivo. Ese concepto ya está en el ELA y hasta estadistas han hablado en
pro de un “Estado Soberano”. Que no haya espacio para campañas de miedo o
manipulaciones extremistas, sino para decisiones sabias.
Una fórmula de status NO es un fin en sí, un ideal
sagrado o una varita mágica. Una fórmula de status ES un instrumento para
servir al pueblo y es necesario coincidir en causas que superen diferencias y
fronteras partidistas, como la equidad y proyectos de democratización,
municipalización y potenciación. Así, podemos coincidir en el nivel de
soberanía que supera teorías y agendas personales, por Puerto Rico.
En el tema de status político, una
Constituyente bien desarrollada con la participación justa de todos los
sectores ideológicos, puede ser un buen foro para definir fórmulas y procesos,
y que se acuerde aceptar el mandato de las urnas para no caer en una batalla
sin punto final. Lo
que hace a algo es su esencia y no un nombre.
En la Constitución se reconoce la soberanía así: “Se
constituye el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Su poder político emana del
pueblo y se ejercerá con arreglo a su voluntad, dentro de los términos del
convenio acordado entre el pueblo de Puerto Rico y los Estados Unidos de
América. El gobierno del Estado Libre
Asociado de Puerto Rico tendrá forma republicana y sus Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, según se establecen por esta Constitución, estarán
igualmente subordinados a la SOBERANIA del pueblo de Puerto Rico”. Podemos coincidir en el nivel de soberanía que supera teorías
y agendas personales, por Puerto Rico.
Una Constituyente no es cuartos oscuros, es un gran foro
que bien desarrollado, supera la politiquería, el partidismo y los límites de
cuatrienio. Reconociendo al ELA como gran base de presente y futuro, demos la
oportunidad a la potenciación democrática.
¡Sí a la Constituyente! ¡Sí al RESPETO a soberanistas, estadolibristas, autonomistas,
estadistas, independentistas, en fin, a TODOS!
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