Las expresiones de congresistas y funcionarios de turno,
NO son más que la historia y base que da validez y plena dignidad moral y
política al Estado Libre Asociado.
Los pueblos que reconocen y fomentan sus logros, son
pueblos con mejor capacidad de unificación y crecimiento integral.
No está bien el culpar por todo mal a la fórmula de
status político y como muestra, en Estados Unidos no se hubiese concebido el
destruir todo su sistema democrático-constitucional por los embates de la
crisis del petróleo, conflictos como Vietnam o Watergate, o sucesos como el
9-11 que sigue teniendo impacto.
El ELA es fruto del más democrático y admirable proceso. Lo significativo es que el ELA tiene gran historia por
las esencias de pueblo y patria. La realidad es que el ELA es ampliamente
reconocido y validado.
Lo primero
internacional que valida al ELA es La Resolución 748, mediante la cual, la
Asamblea General de las Naciones Unidas celebró el proceso que ponía fin a la
clasificación de Puerto Rico como colonia y dijo entonces que “reconocía que el
pueblo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, al expresar su sentir de forma
libre y democrática, ha alcanzado un nuevo status constitucional” y que “el
Pueblo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico ha sido investido con atributos
de soberanía que claramente identifica el status de gobierno propio alcanzado
por el pueblo de Puerto Rico como el de una entidad política autónoma”.
Además, la
Resolución 2625 reconoce en “El principio de la igualdad de derechos y de la
libre determinación de los pueblo”, lo siguiente: “El establecimiento de un
Estado soberano e independiente, la libre asociación o integración con un
Estado independiente o la adquisición de cualquier otra condición política
libremente decidida por un pueblo constituyen formas del ejercicio del derecho
de libre determinación de ese pueblo”.
Es decir: Es
falso argumentar que el ELA no es opción y que se tiene que tomar un camino en
específico por el llamado “derecho internacional”, ya que en las más simples y
directas palabras: Todos los principios en derecho y procesales, se fundamentan
en que lo que debe imperar es la libre y sabia voluntad del pueblo.
El ELA también
ha triunfado en el terreno judicial. Por ejemplo: En 1967, el Tribunal Supremo
de Estados Unidos adjudicó el caso de Afroyim v. Rusk sobre la ciudadanía
americana, lo que puso fin a la teoría engañosa de que se podía perder la ciudadanía
bajo el ELA. En 1953, en el
caso Mora v. Mejías, la Corte de Circuito establece: “Puerto Rico has thus not
become a State in the federal Union like the 48 States, but it would seem to
have become a State within a common and accepted meaning of the word … It is a
political entity created by the act and with the consent of the people of
Puerto Rico and joined in union with the United States of America under the
terms of the compact”.
Es decir: Se
reconoce la validez del ELA. Los casos
electorales, como los pavazos y los pivazos, son gran ejemplo en que se valida
la autoridad del ELA para establecer el gran principio de la voluntad del
elector. No olvidemos que la Constitución del ELA reconoce la soberanía del
pueblo y su suprema expresión en las urnas.
El
ELA es un pacto democrático que ha funcionado bien y sirve. Sin embargo, con el
paso del tiempo, se ha considerado pertinente revisar términos de ese pacto
para dar mayores poderes a la Isla en temas controlados por el nivel federal.
Eso NO significa eliminar el pacto o que no sirva, sino perfeccionarlo. De ahí
surge el nombre de “Nuevo Pacto”. En la medida que la generosidad, el cristianismo y
el patriotismo prevalezcan en forma sabia y salomónica, redescubriremos la gran
herramienta de estabilidad y progreso que es el ELA en la base de la unión
permanente de PR con EEUU.
Aunque el ELA no es colonia y es una alternativa válida y
aceptable, genuinas inquietudes, ciertos niveles de insatisfacción y serios problemas
socioeconómicos que requieren todo lo mejor de talentos solidarios e intelecto
edificante, confirman que se necesita un proceso de diálogo y mecanismos como
una Constituyente para poder llegar a un punto en que se respete la voluntad
democrática en el debido proceso.
Recordemos que
el gran ideal NO está en una fórmula de status político, sino en la
inmensa obra humana a desarrollar. Los logros del ELA no son un recuerdo
nostálgico pasado, son la zapata que nos llama hoy a edificar más.
Es la
base de la verdad y la sana autoestima, lo que nos convoca a realizar las
hazañas del siglo 21 con la misma fuerza de pueblo unido y visionario con que
una vez dijimos “Manos a la Obra”.
El caso de
Puerto Rico no es de naturaleza colonial, sino de buscar perfeccionar su
realidad. No se trata de que el ELA no sirva. La evidencia confirma que el ELA
sirve y es buena zapata para construir. Se trata de atender temas pendientes y
actualizar lo iniciado al crearse el ELA, en temas como la Ley de Cabotaje,
elevar a rango constitucional la autonomía municipal, y otros.
En el tema de status político, una
Constituyente bien desarrollada con la participación justa de todos los
sectores ideológicos, puede ser un buen foro para definir fórmulas y procesos,
y que se acuerde aceptar el mandato de las urnas para no caer en una batalla
sin punto final. Lo
que hace a algo es su esencia y no un nombre. Dios ilumine a todos en la Isla
del Cordero.
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“Con fuerza en la
voluntad y luz en la cabeza y paz en el corazón puede hacerse un destino que
sea de vida y no de destrucción”. –Luis Muñoz Marín
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