Los
gestos de quienes saborean la comida puertorriqueña por primera vez, valen más
que mil palabras. Confirman que la “buena comida” es más que teorías o
conceptos que incluso puedan tender al vano clasismo. Confirman que la “buena
comida” comienza en el proceso agrícola y se va perfeccionando en cada paso
hasta llegar a la mesa. Nada con más distinción de “gourmet” y “buena comida”
que lo que se forja con fe y se sazona con amor. Es un esmero que hace patria.
La
comida típica puertorriqueña supera el insularismo en la conciencia de que el
sustento llama a todos a respetar la creación con agradecimiento y sentido de
justicia, y afirma lo patrio en el entendimiento de que todo lo mejor del ser
nos proyecta mejor ante el mundo y ante nosotros mismos en un planeta creado
sin fronteras. Glorifican al Creador, las mentes productivas, los corazones
sabios, las voluntades positivamente perseverantes y las manos forjadoras. Dios ilumine a todos.
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