viernes, 10 de enero de 2014

El tema de la degradación del crédito NO es tema apocalíptico; Es tema para restaurar responsablemente.

Los países emiten bonos para financiar la obra gubernamental (construcción de infraestructura, desarrollo de proyectos, etc.). Los bonos se "venden" en el mercado de valores. El proceso se explica así: “Los inversionistas compran esos bonos y reciben a cambio el pago del mismo en un plazo determinado de años, más los intereses acordados. Los intereses que pagan dependen del riesgo de esos bonos”.

Se explica también: “Para identificar el riesgo de los bonos, las casas acreditadoras usan unas 21 escalas que van desde la Aaa hasta la C y están ordenadas de mejor a peor valor. Estas escalas se agrupan en dos categorías: 1. La categoría de inversión y; 2. La categoría especulativa o de los llamados ‘bonos chatarra’.”

Los bonos en clasificación negativa, significa un riesgo alto de suspensión de pago u otras dificultades crediticias. Es que al Gobierno le resultaría más difícil tomar dinero prestado, y habría que pagar más en intereses. Una degradación de crédito es análoga a lo que vive un ciudadano con problemas de crédito, pero en proporciones mayores.

Más allá de lo que se pueda teorizar sobre las causas, los detalles y el efecto de un crédito chatarra, lo más que se necesita es equidad y que toda aportación del pueblo sea en base a sensibilidad humana y  justicia social, y a un sentido de responsabilidad social en que aporten más quienes más tienen. Es cuestión de llevar los logros en pro de la Equidad que es buena y agrada a Dios, a lo económico y fiscal.

Es un gran reto la actual situación económica y la diversidad de reclamos, teniendo sobre el tapete los temas de bonos, crédito, trabajadores, recaudos, los desempleados que quieren trabajar, los otros problemas que aumentan como el crimen, y el deber de propiciar la estabilidad del país. Por eso la Biblia exhorta a orar por las autoridades y los gobernantes. Por eso es encomiable la acción gubernamental en pro de soluciones.
                 
Se necesitan soluciones inmediatas; que no se pierdan en el debate del status político. Es cierto que hay que bregar con lo del status, pero no funciona achacar todo al ELA, ya que en Estados Unidos hay una situación económica difícil y hay países “soberanos” que no están bien en lo que determina progreso y mejor calidad de vida. Que los esfuerzos de status no interfieran con los esfuerzos de restauración del país; ya que ante cualquier ruta, se necesita un país próspero y no en ruinas.

Merecen atención recomendaciones como establecer el 10% de impuestos a las ganancias que se llevan de Puerto Rico las empresas extranjeras. También se ha recomendado para el IVU un sistema eficiente de captación, NO aumentarlo. Otra buena idea es buscar un mecanismo igual o similar a lo que fue la Sección 936.

Que el problema que se fue desarrollando desde hace tiempo, sea oportunidad para rehacer al país. Antes de hablar de status, que nos pongamos de acuerdo, como Pacto Social,  en buscar crear las condiciones de un país próspero en cualquier status político y escenario en el contexto global.

Como primer paso, que se dé forma a ese Pacto Social en que el liderato de todos los partido políticos se ponga de acuerdo en medidas para levantara al país; dando real participación a organismos de trabajadores, comunitarios y educativos.

Que las lecciones de la historia y los retos del presente coincidan en que el futuro no es un punto final o una meta en la distancia, sino una tarea constante que une generaciones. Fundamentemos en el Creador, el forjar un mejor país.

·         “La misión del alma humana es darle al hombre oportunidades iguales frente a las desigualdades de la geografía, de la naturaleza, de la historia.” –Luis Muñoz Marín




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