viernes, 24 de enero de 2014

En desacuerdo con la perspectiva de López Mulero.

Es interesantísimo el “análisis” de López Mulero que en realidad es una defensa del declarado culpable en el caso del asesinato de Paredes. Ciertamente la lucha de clases por la falta de equidad es un mal de fondo, y fue acentuada por la forma en que se buscó impunidad. La gran falla del “análisis” es que olvida a la víctima y la justicia.

El que trate López Mulero de cambiar la historia y hasta lo del “negrito” que se adjudicó como parte de unos falsos testimonios, no puede más que el convencimiento de que lo que afecta negativamente a los procesos es la falta de equidad y aunque ella grite lo contrario, el veredicto renueva la fe del país. Al mismo tiempo, ha habido sabiduría en el país para no caer en la tentación de desviarse de la naturaleza del crimen por la compasión hacia niñas y familiares.

No se trata de que cualquiera quiera opinar y ser perito. Incluso lo que se trata de identificar como que formó un juicio de culpabilidad en la opinión pública, fueron en realidad unos desaciertos y estilos cuestionables que proyectaron soberbia, vanidad y olvido de la víctima, lo que hirió la sensibilidad y dijo mucho.

Se trata de una tragedia que requiere paso de restauración de alma y en ese sentido, cae López Mulero en el estilo de grito que puede tender a lo ofensivo y en el tecnicismo poco convincente, que la proyecta como no tener razón. Se trata de que el pueblo supo ver muy bien desde la sabiduría única y natural que trasciende teorías.

Así, estoy en desacuerdo con la perspectiva de López Mulero; sin olvidar que se trata de una dama y admirable profesional que merece respeto. La gran lección es que hay que regresar a la humildad que teme a Dios, respeta al prójimo, promueve paz,  y que al formar al niño, nutre de los valores y corrección que hacen a buenos adultos.
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Es comprensible el sentir de pueblo, en particular en quienes sufren de una u otra forma los azotes de la falta de equidad. ¿Cuántas almas en la llamada “edad dorada” deben pasar registros para visitar a confinados? ¿Cuántas hijas deben enfrentar burlas y estigmatización por quien asume su responsabilidad en la cárcel? ¿Cuántos en la llamada “libre comunidad” deben enfrentar los juicios y discrímenes ejemplificados en la forma incorrecta en que se combatió el P. del S. 238 que afortunadamente ya es Ley?

El asesinato de Paredes impactó a todo el país. Creció la duda por los ejemplos de falta de equidad en la administración de la justicia (realidad en un mundo imperfecto que afecta más en la extensión territorial de Puerto Rico). El jurado adjudicó y más allá de los afectados directamente (que necesitan sanar), el clamor por más justicia y que sea primero el apoyo a víctimas, pudo más. Que no falte la oración por Paredes y por tantos fallecidos; que una nueva fe que obre mejor, potencie en esta tierra.

Se anticipan unos pasos en Derecho (como apelar), y es importante que en esos laberintos, no zozobre la justicia. Sea la justicia también en el caso Lorenzo y en tantos otros que no llegan a la opinión pública. Brille una nueva esperanza a tantas víctimas y allegados, y a todo un pueblo en un país con grandes llamados de paz y restauración. Dios ilumine a todos en una nueva oportunidad de crecer y forjar…



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