Es interesantísimo el “análisis” de
López Mulero que en realidad es una defensa del declarado culpable en el caso
del asesinato de Paredes. Ciertamente la lucha de clases por la falta de
equidad es un mal de fondo, y fue acentuada por la forma en que se buscó
impunidad. La gran falla del “análisis” es que olvida a la víctima y la
justicia.
El que trate López Mulero de cambiar
la historia y hasta lo del “negrito” que se adjudicó como parte de unos falsos
testimonios, no puede más que el convencimiento de que lo que afecta
negativamente a los procesos es la falta de equidad y aunque ella grite lo
contrario, el veredicto renueva la fe del país. Al mismo tiempo, ha habido
sabiduría en el país para no caer en la tentación de desviarse de la naturaleza
del crimen por la compasión hacia niñas y familiares.
No se trata de que cualquiera quiera
opinar y ser perito. Incluso lo que se trata de identificar como que formó un
juicio de culpabilidad en la opinión pública, fueron en realidad unos desaciertos
y estilos cuestionables que proyectaron soberbia, vanidad y olvido de la víctima,
lo que hirió la sensibilidad y dijo mucho.
Se trata de una tragedia que
requiere paso de restauración de alma y en ese sentido, cae López Mulero en el
estilo de grito que puede tender a lo ofensivo y en el tecnicismo poco convincente,
que la proyecta como no tener razón. Se trata de que el pueblo supo ver muy
bien desde la sabiduría única y natural que trasciende teorías.
Así, estoy en desacuerdo con la
perspectiva de López Mulero; sin olvidar que se trata de una dama y admirable
profesional que merece respeto. La gran lección es que hay que regresar a la
humildad que teme a Dios, respeta al prójimo, promueve paz, y que al formar al niño, nutre de los valores y
corrección que hacen a buenos adultos.
.
Es comprensible el sentir de pueblo,
en particular en quienes sufren de una u otra forma los azotes de la falta de
equidad. ¿Cuántas almas en la llamada “edad dorada” deben pasar registros para
visitar a confinados? ¿Cuántas hijas deben enfrentar burlas y estigmatización
por quien asume su responsabilidad en la cárcel? ¿Cuántos en la llamada “libre
comunidad” deben enfrentar los juicios y discrímenes ejemplificados en la forma
incorrecta en que se combatió el P. del S. 238 que afortunadamente ya es Ley?
El asesinato de Paredes impactó a
todo el país. Creció la duda por los ejemplos de falta de equidad en la
administración de la justicia (realidad en un mundo imperfecto que afecta más
en la extensión territorial de Puerto Rico). El jurado adjudicó y más allá de los
afectados directamente (que necesitan sanar), el clamor por más justicia y que
sea primero el apoyo a víctimas, pudo más. Que no falte la oración por Paredes
y por tantos fallecidos; que una nueva fe que obre mejor, potencie en esta
tierra.
Se anticipan unos pasos en Derecho
(como apelar), y es importante que en esos laberintos, no zozobre la justicia.
Sea la justicia también en el caso Lorenzo y en tantos otros que no llegan a la
opinión pública. Brille una nueva esperanza a tantas víctimas y allegados, y a
todo un pueblo en un país con grandes llamados de paz y restauración. Dios
ilumine a todos en una nueva oportunidad de crecer y forjar…
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