Es bueno
el texto de Luis Rafael Sánchez titulado “Dos muertos conversan”; es como si
fuese real, y es como voz de muchas conciencias.
El
tema de la vida después de la muerte genera temor y curiosidad, teorías,
convicciones de fe en diversas corrientes, y hasta desvíos hacia otros temas.
Como dice el sabio pensamiento de pueblo, nadie ha regresado para decir cómo
es.
Lo
que sí se sabe, es que cada reclamo de justicia, tanto los que captan la atención
de la opinión pública como la mayoría que pasa desapercibida, es reclamo inherente
a un país que necesita sanación y restauración.
El
mundo es imperfecto y siempre habrá retos, desigualdades y problemas, pero eso
no significa que procede avalar la falta de justicia y equidad. Procede que cada
alivio y acto justo, sea un destello de luz.
La fe
da trascendencia. El esmero por lo correcto vivifica esa trascendencia. La
justicia que se reclama en los casos de Lorenzo y Paredes, requiere que muchos más
casos se esclarezcan para que las víctimas reciban el bálsamo y el país crezca.
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