“Frente al último
cuarto de siglo de los políticos y sus protectores, la fuerza popular
democrática inicia la próxima era, la era que ya ha empezado, la era cuya voz
se está oyendo aquí hoy, la era del gobierno del pueblo mismo a través de
líderes que no le deban nada a ninguna fuerza que no sea el pueblo. El pueblo
va a liquidar la era en que primero se garantizan los millones de los grandes y
después, de lo que sobra, es que comen las gentes sencillas.
En paz y amistad
con el pueblo democrático de los Estados Unidos, dentro de la paz y el orden
que son apropiados al ejercicio de la fuerza democrática del pueblo y
necesarios para la ascendente civilización del pueblo, dando todo lo que
tenemos para defender la democracia y la justicia americana, y reclamando toda
la democracia y la justicia que se nos debe para que nuestra defensa de la
democracia americana sea defensa de hombres que defienden lo que ellos también
tienen y no defensa de esclavos que defienden las joyas de su amo; con la
lealtad de los hombres hacia sus iguales, que en nada se parece a la lealtad de
los perros hacia sus amos; con fidelidad suprema, más hacia la voluntad del
pueblo de Puerto Rico mismo que hacia ninguna otra cosa en el mundo, inclusive
nuestras propias voluntades individuales, ofrendamos ante tu tumba, Luis Muñoz
Rivera, lo que sabemos que más puedes agradecer en tu inmortalidad: un pueblo
de hombres que se levantan de su ñangotamiento con la fuerza de la esperanza,
que es la fuerza de Dios en el corazón de los pueblos; un pueblo como tú lo
quisiste y lo soñaste; ‘noble y altivo, generoso y bravo’.”
–Luis
Muñoz Marín, 1939
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