El
7 de julio de 2015, fue transmitido por el canal 4 el programa titulado “¿Quién
tiene la culpa? El impago”. Procede recordar que el 14 de septiembre de
2014, se transmitió en ese canal el programa "La Deuda en PR: ¿Quién tiene
la culpa?”. Ambos programas siguieron la misma línea. Viendo los programas y
más allá, se confirman realidades:
·
En las décadas del ’40 y el ’50, grande y
ejemplar fue la obra de justicia social y estabilidad política; con el liderato
de Luis Muñoz Marín y una generación fundadora. Se generó deuda, pero hubo
desarrollo y progreso. Roberto Sánchez Vilella fue un excelente administrador
que cuadró bien el presupuesto.
·
En la administración de Luis A. Ferré
comenzó a elevarse la deuda, pero eso no de resta a lo meritorio de la obra de
infraestructura e iniciativas justicieras como el Bono de Navidad. Además, se
dejó una situación fiscal difícil. Objetivamente, era una situación inmediata
que se podía superar por parte de la administración RHC, pero hubo
complicaciones inesperadas de grandes proporciones.
·
En 1973 comenzó la administración de Rafael
Hernández Colón. La crisis económica mundial de los ‘70 fue causada por el
aumento en el costo del petróleo. Incluso Nueva York estuvo al borde de la
bancarrota. En esa tempestad, Puerto Rico se logró mantener a flote gracias a
medidas administrativas y de austeridad y sus estructuras como ELA; y fueron
significativos logros como el aumento en la producción agrícola, el impulso al
turismo con la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños, la
construcción de nuevas plazas de mercado, la Sección 936 (para crear empleos y
promover el desarrollo económico), y más.
·
La administración Romero trasteó con los
incentivos industriales y se elevó el desempleo al nivel más alto de su
historia. Se confirmó que no es recomendable alterar los incentivos. En un
mundo competitivo, cada país debe procurar incentivos para progresar y en
Puerto Rico, fue la Sección 936 gran herramienta para promover estabilidad y
progreso. El “tollgate tax” dio grandes frutos.
·
En 1985, RHC educó y logró que la defensa
de la Sección 936 fuera una causa y victoria de pueblo. Nadie gana en un país
estancado y dividido. El cambio hacia la solidaridad y creatividad productiva,
dio como saldo de ese cuatrienio, que en el mensaje de estado de 1988 se
informó sobre un crecimiento económico que sigue siendo factor aleccionador.
Dijo Hernández Colón: “…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más que en enero
de 1985; 29,000 de ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el Producto Nacional
Bruto creciera en 1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor que el ritmo de
crecimiento de Japón, Alemania, o los Estados Unidos”. En los programas se reconocoeron esos dos
cuatrienios consecutivos (1985-1988 y 1989-1992) como los tiempos de bonanza.
·
En la administración Rosselló se incrementa
la tendencia de grandes inversiones buscando el impacto electoral sin
considerar las consecuencias futuras de costos. El término creado de la “deuda
extra-constitucional” sigue siendo foco de controversias. Hubo serios daños al
no defenderse ante el Congreso la Sección 936. Al perderse el sentido de
progreso como pueblo unido, demasiado se perdió y merece consideración también,
el tema de los efectos de la corrupción gubernamental. Desde esas realidades,
ha sido ardua la tarea para las siguientes
administraciones y la deuda se siguió elevando.
Así, llegamos al
presente y la deuda y retos económicos convocan en Puerto Rico a un proyecto de
país; un proyecto en que se supere el partidismo y el cainismo.
El informe
presentado por la economista y exdirectora del Fondo Monetario, Anne O.
Krueger, NO adjudica la causa de la crisis al sistema
democrático-constitucional de Estado Libre Asociado, sino a factores de crisis
económica y fiscal. No deja de hacer mención del impacto de la pérdida de la
Sección 936 y presenta las adversidades (como altos costos y pérdida de
población) y las decisiones cuestionables (como el endeudamiento) en el sistema
económico. En parte
dice:
·
“The
restoration of confidence and growth requires ambitious measures in three
inter-locking areas: structural reform, fiscal consolidation/debt
restructuring, and institutional reform. All are important, and the exclusion
of any one reduces the chances of success of the others”.
Es cierto que hay
áreas del status político que pueden ayudar a potenciar el desarrollo
económico, como eximir a la Isla de la Ley de Cabotaje. No obstante, hay que
recordar los buenos testimonios de progreso con el ELA bien administrado y
fortalecido, que tienen vigencia. Es recomendable buscar como proyecto de país
la restauración de los instrumentos que demostraron gran efectividad, a la
altura del siglo 21 y más allá.
Procede reconocer
que hay países con la llamada “soberanía plena” que son parte de la
controversia sobre la deuda externa, y hay estados de la Unión que llegan a la
quiebra. El tema de la deuda es puramente administrativo y no de ideologías
sobre status político; “poderes” sin capacidad administrativa es como no
tenerlos; se necesita integral potenciación. Presentar lo de cambio de status
como varita mágica que resuelve todo, es un engaño. En pocas palabras: Sin
capacidad administrativa, no se logra el efecto deseado con los poderes
adicionales.
Sobre los procesos
judiciales, la lógica dicta que más que criterios jurídicos o políticos, hay el
criterio de buscar evitar que el caso de Puerto Rico pueda sentar un precedente
que otros busquen y que al no poder complacer a todos, se genere un caos mayor.
Al considerar el
tema del ELA en tiempos de crisis económica, no significa que ese modelo
político no sirva. En Estados Unidos y nuestros países vecinos, no se plantea
el desmantelar la estructura democrática-constitucional al enfrentarse retos
económicos. El gran logro de 1952 en Puerto Rico tiene plena dignidad moral y
política, y las áreas de déficit democrático requieren que sea perfeccionado y no
desmantelado.
Hay que superar
las consideraciones ideológicas para lograr nuevas hazañas y en lo de status,
apoyo la Constituyente. En ese proceso, lo más recomendable es la base de que
el ELA creado en 1952 no es colonia, tiene méritos en el siglo 21, y con su
potenciación hará de la Isla un aliado próspero de Estados Unidos. Se necesita
un liderato efectivo y visionario, unificador y del nivel en que con Luis Muñoz
Marín se puso Manos a la Obra y con Rafael Hernández Colón se logró mantener la
Sección 936, la recuperación económica y la restauración de esta tierra.
Vivimos tiempos
retadores y el país nos necesita a todos. Son tiempos en que más se necesita la
inspiración fundadora al nivel enseñado por Luis Muñoz Marín, unir generaciones
y motivar para hacer y consagrar patria. Son tiempos en que más se necesita creatividad
y pleno progreso con equidad, a tono con lo humano y cristiano. Dios ilumine a
todos.
·
“Venceremos el problema que nos agobia. Que ningún
puertorriqueño vea a otro puertorriqueño como su adversario. El problema que
confronta Puerto Rico es el adversario de todos. Luchemos todos por vencerlo,
cada cual en la forma que crea la más honrada y más sabia – sin agredirnos con
pequeñeces y por pequeñeces. Que tengamos la claridad de espíritu para entender
el problema, la fuerza de voluntad para trabajar en resolverlo, la honradez
para hacerlo sin demagogia: ese es mi ferviente deseo para mi pueblo en este
tiempo en que tenemos que salir de la rejoya, pasajera pero trágica, para poder
emprender una vez más la jalda que nos lleve a nuevos y mejores caminos de
creación y justicia y de buen saber humano y de buen saber puertorriqueño”.
--Luis Muñoz Marín
·
“Vayamos hacia un Puerto Rico que labore por metas
reales, por el máximo bienestar de su gente y del país, por los valores de la
armonía y el afecto y no los de la disputa y el encono”. –Rafael Hernández
Colón
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