Es cierto que
Puerto Rico vive tiempos retadores. Pero tal como ocurre en un hogar, en los
días difíciles lo que se necesita es sumar serenidad y no restar paz. Es
comprensible que al aumentar los problemas económicos y sociales se eleve el
tono de las discusiones, pero lo más que se necesita de los llamados a dar el
mejor ejemplo, es hacerlo bien (en lo justo de que a quien más se le da más se
le exige, máxime desde lo más consagrado).
Taína tuvo la
oportunidad de participar en un programa televisado con la imagen de nueva
conciencia cristiana y lamentablemente lo desperdició con el estilo del grito
descontrolado y la intolerancia. Fue lo contrario a la serenidad el Príncipe de
Paz.
El factor Taína
confirma que el calor no está en la sábana, ya que si no hubo prudencia en un
foro que llega a todo el país y hasta hubo agresiones en reuniones que deben
ser de trabajo constructivo, ¿cuánta más incoherencia violenta ocurre ante
congregaciones? Veo a la Taína como víctima de ciertos líderes religiosos que
le fomentan adoptar como bueno el estilo de imponer a la brava; vivimos tiempos
atípicos.
En el pasado, se
hubiese esperado más fogosidad en quien se identifica con lo político y más
acción conciliatoria en quien se identifica con lo espiritual. Ahora es al
revés en ciertas almas. Es imposible asociar una gritería discordante y
manipuladora, con la voz de enfatizar puntos válidos o con las energías
acentuadas por la acción el Espíritu Santo. Fue tan diferente la Taína que
pedía oración con la Biblia en mano y lágrimas, de la Taína alterada y
señalando en tono de guerra y amenaza, que es como si tuviese algún trastorno. Sale
de la TV, pero sigue perseverando. Oremos bien por ella.
El factor Taína
es radiografía de ciertos líderes religiosos. ¿Quiénes en verdad le dan la
espalda a Dios en los altares y en los escenarios que deben dar ungido
testimonio, son quienes se dejan consumir por el personalismo? Sería
interesante conocer la estadística sobre cuántos de los que son agresores y
caen en violencia en el hogar, fueron alentados por el fanatismo religioso.
Cuando surge el
estilo más agresivo desde lo religioso en vez de desde lo político, y más
expresiones cristianas y humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma
que vivimos tiempos atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y
suspicacia hacia quien se expresa a favor de la equidad y de que todos somos
hijos de Dios, se confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que
Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar. Muchos
Damascos se necesitan.
Eso de vivir
tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores formas de
ver y hacer las cosas. Se confirma que se ha fallado cuando no se ha dicho la
verdad a las congregaciones y al país. Siento empatía hacia los maltratados por
no decir “Amén” a ciertos estilos y mensajes, hacia quienes no han tenido otra
opción que dejar roles ministeriales, o incluso no congregarse o asistir solo
el domingo.
Porque vivimos
tiempos atípicos, se puede encontrar lo positivo al ver lo esperanzador en que
cada persona busque su genuino y verdadero desarrollo espiritual (superando
moldes y manipulaciones). Toda alma que opta por hacer y sembrar el bien, pasa
ser instrumento del Altísimo y canal de bendición. Afortunadamente no todo el
liderato religioso falla y merecen pleno apoyo quienes cumplen bien y honran lo
humano y lo sagrado. Sea el factor Taína, buen motivo para reflexionar,
entender y trascender.
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