Pronto
termina el mes de junio de 2013 y es bueno recordar que
el domingo 3 de junio de 2012, fue sabio congregarme en la Iglesia Nuevo
Testamento de Ponce (obra pastoreada por los pastores Susana y Carlos Camacho y
ubicada en la esquina de la Calle Villa, frente a la Plaza Las Delicias y la
Fuente de Los Leones de la Ciudad Señorial). Ese día se contó con la
predicación del invitado especial: el obispo Leovigildo “Leo” Gómez, quien
estuvo presente junto a su esposa Ángeles.
Fue acertado al establecer que la Iglesia no es el local,
“eres tú”. Dijo: “No dejes de ser Iglesia en el trabajo”. Afirmó: “Nunca
debemos dar a un edificio el carácter de la gente. Donde quiera que tú vas, tú
eres la Iglesia”.
Quien lee estas palabras en este momento: ¿Se siente que
es Iglesia? ¿Se siente que es parte de la Iglesia? ¿Se siente que a donde
quiera que llegue es Iglesia?
De su análisis del Salmo 41, la conclusión del obispo
Gómez -con la participación de la congregación- fue sencilla: “Amar te
caracteriza como cristiano”. Es decir: “La depresión se va cuando deja de
pensar en sí mismo y piensa en el otro”.
Todo servicio bien inspirado en la Iglesia Nuevo
Testamento de Ponce nutre y potencia mucho. Comunico eso con humildad, y con
respeto a toda obra cristiana en donde también se nutre y potencia mucho.
Bendigo a todos los que se esmeran en la vocación que les toca y buscan
dignificar el Altar de Dios, perseveran y consagran bien.
La vida es una causa de amor y vivir es cuestión de
crecer, fructificar y bendecir en la vocación. Se crece en el caminar, se ve
mejor desde el orar y se vive mejor desde el amar. Hacer el bien con sabiduría
nos define mejor.
Somos llamados a la consagración que es fe en acción.
Seamos el cambio para bien, seamos el milagro. De perseverar con amor, fe,
valor, visión y honor se trata la vida.
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