viernes, 6 de junio de 2014

La perfección hecha por el Creador supera palabras y forja mucho...

En el 2013,  la portada de la Edición de Colección del 2013 de la revista “TV y Novelas, Puerto Rico” fue engalanada con la presencia de la gran alma con dones, llamado único, energía, belleza inenarrable y presencia sin igual, con el nombre artístico de Melina León. Sin ánimo de menospreciar a quienes comparten la portada, con el debido respeto quedé sin palabras ante la sublime hermosura de Melina que solo puede hacer el Creador. Dios se creció al crear a la mujer. Ante la foto de Melina: ¡Claro que puede haber perfección en la creación!

Melina León ejemplifica que puede haber belleza externa con mayor belleza interna. Como hombre, le doy las gracias y la gloria a Dios cuando la mujer le da lecciones a los hombres. Como hombre de fe, reconozco que grande es el Corazón de Mujer. ¡Claro que hay destellos de perfección y potencialidades inéditas de luz trascendente! ¡Qué sublime es la visión que unifica, dignifica y consagra todo lo mejor del ser!

La Biblia en Cantares exalta la Belleza, y en Proverbios enseña a buscar balance y fomentar la mayor y más completa Belleza que viene de adentro. Es en ese nivel que brilla Melina, ya que lo que le engrandece nace de su amor, fe, talentos, perseverancia, espontaneidad, capacidad para ser atenta hacia el prójimo, firmeza en lo que ve como justo, carácter y sensibilidad para armonizar tanto que palpita en ella. En otras palabras, en el mundo son casi incontables las damas con atractivo físico que modelan bien. En el caso de Melina León, es infinitamente más. El encanto de Melina León forjado por el Creador, supera palabras y dice mucho.

Para muestra, con un botón basta: En el Antiguo Testamento se destaca el valor y liderato de la mujer. Un gran ejemplo está en Ester. En el relato bíblico, Ester brilló por el valor, los dones y la gran belleza física que nace del interior (confirma que puede haber belleza externa con mayor belleza interna), y Dios obró por medio de ella. Con sumo respeto y sinceridad, y sin ánimo de caer en sacrilegio, no dudo que Ester hubiese palidecido ante Melina León. Ciertamente Dios emplea los medios que Él desea para responder y edificar; Melina León es uno de esos medios selectos.

El buen corazón, el sabio intelecto, la acción iluminadora y la belleza son de Dios. Al optar por los principios salomónicos y constructivos, se confirma que somos llamados a reconocer que cada alma que crece, hace y siembra el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Dios ilumine a todos.









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