domingo, 22 de junio de 2014

Trascendente Don Armando de Zayas en Ponce High.

Grandes son los avances de las comunicaciones e ilimitadas las posibilidades positivas y constructivas de la red social. Sin embargo, sigue siendo la radio un gran medio que llega a todos.

Para la década del ’70, recuerdo de mi niñez las horas mañaneras para ir a la escuela, al aroma del café y la sintonía radial con don Armando de Zayas, que en paz descanse. Supera las palabras lo que se siente al ver cómo sigue creciendo y fructificando el legado de don Armando de Zayas en su familia y nuevas generaciones.

Para la década del ’80, recuerdo siempre cómo don Armando dio una charla a los estudiantes en Ponce High que inspiraba y conmovía desde su crónica personal y familiar; como el buen maestro que desde el aleccionador ejemplo, reconoce la importancia del salón de clase y la obra mayor que trasciende.

Recuerdo haber comenzado en Ponce High en agosto de 1982. En la Clase de Biología de la profesora Batistini, se abrió el sapo con toda normalidad. Para ese tiempo, hizo la práctica Mercedes Zayas; una joven atenta y humilde, respetuosa y dinámica, dedicada y con gran vocación, quien llevó al salón de clase para una charla a su padre, don Armando.

Esa iniciativa de la joven educadora –que bendigo por este medio-- me confirmó que mucho se puede hacer con los recursos disponibles y que las grandes reformas educativas se desarrollan en la dinámica cotidiana en el salón de clase. No tengo fotos de aquella charla, pero siempre recuerdo a don Armando con su gabán, con sumo respeto hacia los estudiantes y con la ejemplar formalidad de los genuinos caballeros.

En 1985 fue mi graduación en Ponce High y para la década del ’90, estando este servidor trabajador, recuerdo el ejemplo de don Armando de sabiduría y perseverancia en el centro de la Ave. Hostos; de seguir productivo y siguiendo la vida como vocación de amor ante todo obstáculo y limitación.

Fue don Armando fundador con una inconfundible voz y un estilo de elegancia, dedicación, conocimiento y sobre todo, respeto integral; factores que superan la prueba del tiempo y permanecen en las corrientes generacionales.

Al igual que este servidor, sé que para muchos recordar a don Armando es contemplar llamados y jornadas en la existencia. Son trayectorias que forjan y unen generaciones. Sigan haciendo patria en esa buena onda de amor, legado, visión y vocación.

·         “La vocación es la voz de Dios, que ordinariamente llama escondiéndose en la humanidad de sucesos, personas y circunstancias corrientes”. –“La vocación”, José Luis Soria Saiz







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