Grandes son los avances de las
comunicaciones e ilimitadas las posibilidades positivas y constructivas de la
red social. Sin embargo, sigue siendo la radio un gran medio que llega a todos.
Para la década del ’70,
recuerdo de mi niñez las horas mañaneras para ir a la escuela, al aroma del
café y la sintonía radial con don Armando de Zayas, que en paz descanse. Supera
las palabras lo que se siente al ver cómo sigue creciendo y fructificando el
legado de don Armando de Zayas en su familia y nuevas generaciones.
Para la década del ’80, recuerdo
siempre cómo don Armando dio una charla a los estudiantes en Ponce High que
inspiraba y conmovía desde su crónica personal y familiar; como el buen maestro
que desde el aleccionador ejemplo, reconoce la importancia del salón de clase y
la obra mayor que trasciende.
Recuerdo haber comenzado en Ponce High en agosto de 1982. En la Clase de
Biología de la profesora Batistini, se abrió el sapo con toda normalidad. Para
ese tiempo, hizo la práctica Mercedes Zayas; una joven atenta y humilde, respetuosa
y dinámica, dedicada y con gran vocación, quien llevó al salón de clase para
una charla a su padre, don Armando.
Esa iniciativa de la joven educadora –que bendigo por
este medio-- me confirmó que mucho se puede hacer con los recursos disponibles
y que las grandes reformas educativas se desarrollan en la dinámica cotidiana
en el salón de clase. No tengo fotos de aquella charla, pero siempre recuerdo a
don Armando con su gabán, con sumo respeto hacia los estudiantes y con la
ejemplar formalidad de los genuinos caballeros.
En 1985 fue mi graduación en Ponce
High y para la década del ’90, estando este servidor trabajador, recuerdo el
ejemplo de don Armando de sabiduría y perseverancia en el centro de la Ave.
Hostos; de seguir productivo y siguiendo la vida como vocación de amor ante
todo obstáculo y limitación.
Fue don Armando fundador con una
inconfundible voz y un estilo de elegancia, dedicación, conocimiento y sobre
todo, respeto integral; factores que superan la prueba del tiempo y permanecen
en las corrientes generacionales.
Al igual que este servidor, sé que
para muchos recordar a don Armando es contemplar llamados y jornadas en la
existencia. Son trayectorias que forjan y unen generaciones. Sigan haciendo
patria en esa buena onda de amor, legado, visión y vocación.
·
“La
vocación es la voz de Dios, que ordinariamente llama escondiéndose en la
humanidad de sucesos, personas y circunstancias corrientes”. –“La vocación”,
José Luis Soria Saiz
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