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“Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos
serán llamados hijos de Dios.”. –Mateo 5:9
El
viernes 20 de junio de 2014, una ruta mañanera presentó en el horizonte ponceño
un arcoíris. El uso de colores que se inspiran en el arcoíris, surge para
fomentar respeto, tolerancia y progreso como justa civilización.
Esos
colores surgen en lo bíblico como signo de alianza con toda la humanidad; en la
base de que todos somos hijos de Dios (dice Génesis 9:16: “Cuando el arco esté
en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno entre Dios y todo ser
viviente de toda carne que está sobre la tierra”.). En lo político, esos colores
fueron empleados por Jesse Jackson al fundar en 1984 una coalición de fuerzas (National
Rainbow Coalition). En el cooperativismo, están presentes los colores del arcoíris
como signo de paz y solidaridad. Más recientemente, son esos colores promoción
de equidad.
Vivimos
tiempos en que lo más que se necesita es fomentar concordia y soluciones
salomónicas. Se necesita tender puentes y extender ramos de olivo. Se necesitan
heroicos actos de misericordia para que el amor cristiano sea grande por la
madurez ante las diferencias y fructífero en buenas obras. Optemos por hacer y
sembrar el bien.
Ante lo
que la Biblia avala y no avala, recordemos que al ser humano no le toca torcer,
manipular y buscar asumir con cainismo el rol de juicio que solo le toca a
Dios. Al ser humano le toca ser humilde y constructivo, ya que nadie es
perfecto y todos somos llamados a una ruta de existencia que sea del crecimiento
integral que infunde paz. La gran comisión es para predicar, bautizar y educar,
no para flagelar (Mateo 28:16-20).
Es mejor comunicar en forma constructiva y
fomentar lo unificador. Recordemos siempre que el cristianismo comenzó como
minoría, lo que enseña que las mayorías crecen y se engrandecen en la inclusión
y en el buen trato a las minorías. Eso es constante recordatorio de que no se
sirve bien al Príncipe de Paz con estilos hitlerianos y agendas cuestionables.
Se sirve bien con altura, dignidad y sana conciencia.
En todo tiempo, brillen en cada confraternización,
detalle cotidiano y motivo de perseverancia, los colores de la promesa bíblica,
la concordia y el propósito para ser mejores seres humanos. Dios ilumine a
todos en la vida como causa de amor.
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"Reposará en la
estepa la Equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la
justicia será la paz, el fruto de la Equidad, una seguridad perpetua”. --Isaías
32:16-17
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