domingo, 22 de junio de 2014

La teoría de que pastores paren pastores y ovejas paren ovejas, no sirve bien y no es de Dios.

¡AVISO IMPORTANTE! 
La teoría de que pastores paren pastores y ovejas paren ovejas, no sirve bien y no es de Dios. 

Dice la Biblia sobre el rol pastoral:
·         “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas”. --Juan 10:11
·         “¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?” --Lucas 15:4
·         “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”. --Hechos 6:3

Lamentablemente, vivimos tiempos en que se fomenta el libreto tergiversador y acomodaticio de “pastores paren pastores y ovejas paren ovejas”. Con ese libreto, se establece que a quienes se congregan les toca buscar y mantener a las personas en la congregación, y al nivel pastoral solo le toca la predicación, administrar las siembras financieras y formar a futuros pastores. Obviamente se trata de un juego de palabras para justificar niveles de indiferencia, simplificar tareas y evadir responsabilidades. Afortunadamente la Palabra en la Biblia va en otra dirección.

La Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) da la vida por las ovejas, lo que no es inherente a un cruento sacrificio, sino a dar el máximo en talentos y vocación.
La Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) asume la indelegable tarea e ineludible responsabilidad de buscar a las ovejas que se pierden; lo que implica evangelización, buen trato, empatía y obra de supremo amor cristiano.
La Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) da buen testimonio, lo que se resume en que viva lo que se predique; es decir, el(la) buen(a) pastor(a) no fomenta odio, fanatismo, manipulación e intolerancia, sino armonía, paz y progreso con equidad.
La Palabra y la realidad establecen que la obra es de todos; que nos define lo que vivimos; que Dios es amor; y que a quien más se le da, más se le exige.

Con toda sinceridad, veo que vivimos tiempos atípicos, en que de quien menos se espera surge la más poderosa y ungida revelación; tiempos en que mientras hay ciertos líderes políticos que optan por armonizar los legítimos planes personales con el bien común y fomentar la paz integral con justicia social, también hay ciertos líderes religiosos que optan por el cainismo y el egoísmo, juzgar, excluir y demonizar.

Cuando surge el estilo más agresivo, maltratante y discordante desde ciertos religiosos y dirigentes de grupos que nada tienen que ver con la defensa de la familia y los valores, en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos atípicos.

Afortunadamente no todo el liderato religioso falla y por eso es importante la oración para que quienes estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana.

Porque vivimos tiempos atípicos, se puede encontrar lo positivo al ver lo esperanzador en que cada persona busque su genuino y verdadero desarrollo espiritual (superando moldes y manipulaciones), y al recordar que Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar. Toda alma que opta por hacer y sembrar el bien, pasa ser instrumento del Altísimo y canal de bendición. Todo lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia que todos somos hijos de Dios.

·         “Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos”. --1 Timoteo 6:12



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