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"Reposará en la
estepa la Equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la
justicia será la paz, el fruto de la Equidad, una seguridad perpetua”. --Isaías
32:16-17
En tiempos en que se debate sobre si
es o no correcto hacer “decretos” en la fe, es curioso que no faltan quienes
han objetado el decretar para unos propósitos y ahora avalan que alcaldes “decreten”
unos “ayunos” de 40 días, con una teoría de arrepentimiento y humillación para
fomentar sentidos de culpabilidad (sin faltar quien se opone a los esfuerzos humanos
y salomónicos en la Isla del Cordero).
La decisión de ayunar es respetable y Jesús es claro sobre el ayuno en
Mateo 6:16-18:
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“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como
los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que
ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público”.
Es
respetable ayunar por un fin constructivo, para el bien y sin pretender torcer
el brazo de Dios o torcer y manipular conciencias y voluntades. Bendigo a
quienes se unen al ayuno con buen corazón y sana conciencia.
El
problema está en la forma que voces confusionistas han desvirtuado los 40 días
de “ayuno”. Procede considerar puntos como los siguientes:
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Es triste cuando se emplea lo de “decretar”
para dar rienda suelta a los estilos de imponer, maltratar y buscar silenciar a
quien piense diferente
·
¿Se atacará a los alcaldes que no se unan a
esos “decretos” adulterados? ¿Se apoyará a quienes politizan lo religioso? ¿Se
respetará a los alcaldes que mejoren esos “decretos” incluyendo la acción de gracias,
buena autoestima en vez de “humillación”, amor real, expresiones de inclusión y
el apoyo a la equidad?
·
La Biblia exhorta a orar por las
autoridades y por todos, NO a fomentar cainismo.
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El país NO le ha dado la espalda a Dios.
Quienes le han dado la espalda a Dios son quienes se desvían de honrar la
vocación de mayor consagración por otras agendas. Ante los problemas del país,
se necesitan soluciones salomónicas que infundan paz integral.
·
¿Humillación
y sumisión?; al empleo de esas palabras para manipular, la respuesta debe ser
NO, NO y NO. Porque Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y
edificar, cada persona que opta por hacer y sembrar el bien, es instrumento de
Dios y canal de bendición.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla en esa forma y por eso es importante orar para que quienes estén ante las congregaciones, NO se
dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra
y la sana doctrina cristiana. No es tiempo de humillarse, sino de levantarse,
reverdecer y restaurar; es en esa ruta que se encuentra Puerto Rico.
El país
se va salvando día a día desde la decisión de cada alma de aportar a la paz y
la armonía. Quien se sienta movido a “humillarse” que lo haga libremente y por
las razones correctas. La Biblia exhorta a orar y más a las buenas obras como
rumbo de vida (más que privarse de alimentos, que sea privarse de contiendas y
personalismos); recordemos que
la Equidad es buena y agrada a Dios.
En vez de
ayunos manipulados, se necesita fomentar el sentido cristiano que es acción
social, perdón y concordia, apoyo a los esfuerzos humanos
y salomónicos (en lo gubernamental, el sector privado, lo comunitario y todo
foro), búsqueda de tolerancia ante la diversidad y
genuinas expectativas de bienestar. Se confirma que se necesita introspección y
real humildad en la vida como causa de amor. Dios
ilumine a todos.
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“Maestro, ¿cuál
es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. --Mateo 22:36-40
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“Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces.
Por sus frutos
los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen
árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no
da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus
frutos los conoceréis.”
--San Mateo 7:15-20
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